viernes, 4 de septiembre de 2020

EL REGRESO DE SHERLOCK HOLMES. DOYLE VUELVE DESGANADO A SU SAGA ESTRELLA

EL REGRESO DE SHERLOCK HOLMES de Arthur Conan Doyle - 1903 - ("The Return of Sherlock Holmes")

Después de la genial novela "El perro de los Baskerville" (en la que no "resucitó" a Sherlock Holmes al narrar un caso anterior a su lucha contra Moriarty) Arthur Conan Doyle insistía en no querer volver a contar más aventuras de su, para su suerte o para su desgracia, personaje estrella.

Por suerte para nosotros, valga la redundancia, a pesar de todo esto y de la tirria que le había cogido a Holmes y a Watson y a todo su mundo, acabó retornando a él en trece nuevas historias (y más retornos que le quedarían).


"El regreso de Sherlock Holmes" devolvía al detective más famoso del mundo a la acción con una "resurrección" bastante bien planteada, coherente, que no rechina en ningún momento y desarrollada además en uno de los mejores relatos de Doyle: "La casa vacía".

Sin embargo, a la hora de estudiar lo que es el conjunto de relatos de esta época, se nota, o por lo menos yo lo he notado, el cansancio e incluso el hartazgo del autor para con su personaje.

Como he dicho, "La casa vacía" es un cuento genial, y un regreso por todo lo alto para Sherlock Holmes (ahora pasaré a comentarlo con más detalle). Los demás que han sido reunidos en el tomo, publicados como era habitual en la revista"The Strand Magazine", oscilan ya entre el caso fantástico (nos encontraremos con varios clásicos imprescindibles de la saga) y entre el caso completamente menor.

Es ésta la primera recopilación de relatos del personaje en la que encuentro esta irregularidad. Y no solamente hablo de irregularidad en lo que se refiere a la "redondez" de los misterios que resuelve Holmes, sino que también noto bastante dejadez en el propio autor a la hora de articular su universo.

Salvo en la mencionada "La casa vacía", la historia del mencionado Holmes no avanza. Aunque lenta, siempre había habido una progresión del personaje que poco a poco le llevaba en otros libros a encontrarse ante problemas especiales que le hacían evolucionar (conocer a Irene Adler, fallar inesperadamente en su diagnóstico de un caso, enfrentarse a Moriarty...).

Aquí, todo está estancado. También Watson lo está, que pasa de buenas a primeras a vivir con Holmes de nuevo en Baker Street con una explicación bastante chapucera y que ignora por completo su matrimonio y toda su vida anterior.

Tampoco se introducen secundarios nuevos de gran entidad, y otros que antes habían aportado novedades a las historias como Mycroft Holmes, el hermano del detective, no aparece salvo mentado, y de pasada. 

Muchas de las historias, además, pertenecen al periodo anterior a la lucha contra Moriarty (y algunas hasta vienen con errores cronológicos), por lo que la sensación de estancamiento aumenta todavía más.

Por otra parte, el anuncio del retiro de Holmes es precipitado, improvisado, y está cerrado con poco detalle por un Doyle al que se nota con muchas ganas de desembarazarse de él de una vez por todas.

No obstante, volvemos a tener en "El regreso de Sherlock Holmes" casos excelentes y algunos también míticos. Y el libro se lee en un vuelo, eso desde luego, aunque ante sus hermanos de saga esté deslucido por sus circunstancias.


Como he dicho, "La casa vacía", el cuento de apertura, es una maravilla y uno de los míticos de todo el canon. Holmes vuelve tras su "Gran Hiato" y lo hace en una aventura sugerente, violenta, frenética y envolvente que presenta a uno de los mejores villanos que creó Doyle junto a Moriarty: el inolvidable Sebastian Moran. Una joya para un retorno por todo lo alto.

"El constructor de Norwood", el segundo de la serie, es también excelente y presenta a otro personaje cruel y despreciable lleno de carisma (que no revelaré). El caso, basado en la entonces emergente tecnología del análisis de las huellas digitales, es retorcido, oscuro, turbio y con un desenlace de auténtico tortazo en la cara.

"Los bailarines" es otro más de los míticos, e incluye un estimulante rompecabezas diseñado por medio de dibujitos de monigotes que bailan. Es una historia visceral, con otro final absolutamente sorprendente e inolvidable.

"El ciclista solitario" se me antoja algo menor que los tres anteriores, pero resulta igualmente divertido y tiene varios giros, si bien menos perfectos, igualmente resultones. Curiosamente, Doyle no estuvo nunca contento con esta historia, que tuvo que reescribir debido a que Holmes, según los editores de "The Strand Magazine", no estaba muy implicado realmente en su resolución.

El cuento "El colegio Priory" tiene elementos muy interesantes. El principal, pienso, es la lección que el detective le da un hombre rico y soberbio que cree que puede solucionar todas las cosas a golpe de dinero y tejemanejes. 

El secundario, pero no menos importante, es el retrato moral que delinea, que da muestra del clasismo de la época (clasismo que está interiorizado en el mismo Doyle, a pesar de que en muchos otros relatos ha abogado por la defensa de los más débiles de la sociedad).

El caso es retorcido, y se centra en las ambiciones y en las venganzas familiares, aunque descarga los peores síntomas de la podredumbre de su tiempo en las clases bajas de Inglaterra, absolutamente despreciadas. Es uno de los más interesantes como documento de una época que por suerte ya ha pasado.

"Peter el Negro" es otro de los relatos grandes de esta compilación. Muy sangriento para el tono general de la serie, con personajes con muchísimo carisma y con un desenlace muy acertado. Además, usa su ambientación marinera para hacer un homenaje a "La isla del tesoro".

"Charles Augustus Milverton" es un cuento magistral más que, además, presenta al despreciable personaje que le da nombre, basado en un ladrón y chantajista real llamado Charles Augustus Howell. 

Doyle, interesado siempre por los crímenes de su momento, odiaba a las personas que se aprovechaban de los demás y que para colmo se las ingeniaban para saltarse la justicia a la torera. Howell, que murió en extrañas (y posiblemente merecidas) circunstancias, inspiró al depredador social de este caso de avaricia desbocada y maldad pura con desenlace brutal y totalmente inesperado. Un clásico.

Y ahora toca "Los seis Napoleones", otro de los relatos emblemáticos de toda la historia de Sherlock Holmes y por méritos propios. Un reto delirante, bien hilado, divertido, con pistas locas por todas partes. 

Sí, se parece ligeramente a "La aventura del carbunclo azul". Es cierto. Pero también aporta variantes frescas en todo momento.

"Los tres estudiantes" sí que me resulta ya flojo. Se trata de una aventura ambientada en el mundo de los estudiantes completamente menor, amena, sí, pero con pocas sorpresas y algo predecible. Viene también impregnada de una moralina propia de su tiempo que hoy choca bastante.

"Las gafas de oro" es otro caso igualmente menor, de oscuros secretos familiares, que, sin embargo, guarda en su interior un retrato certero de relaciones humanas podridas y clasistas. Interesante, aunque como intriga no es tan brillante como otros.

Le sigue otro también menos redondo: "El tres cuartos desaparecido". Volvemos al ambiente estudiantil, pero al terreno deportivo y a la rivalidad que existe en el campo del rugby entre las universidades británicas. 

El relato tiene una intriga floja, con una resolución precipitada. Choca su dramatismo descarnado, el cual es una sorpresa, aunque no es de los mejores de Doyle ni de lejos en general.

Muchísimo más interesante es "La granja Abbey", que como intriga tampoco es especialmente sugerente pero que es un ataque al machismo de su tiempo, ejemplificado en las absurdas leyes inglesas referidas al divorcio, que dejaban a las mujeres a merced de todo tipo de abusos por parte de posibles maridos negligentes o maltratadores.

En este caso, sí opera Sherlock Holmes un cierto cambio: es de los pocos de esta colección en los que el personaje presenta algún avance novedoso que le haga salir de la zona de confort en la que lo tiene Doyle durante prácticamente todos los demás. Muy destacado.

Todo termina con "La segunda mancha", el único caso político que hay en este libro, aunque hunda sus raíces también en el melodrama. 

Basado en hechos reales, es un caso correcto, interesante, con ritmo, aunque está lejos de la brillantez de otros en los que Holmes se enfrentó a asuntos de envergadura suficientes como para desatar un conflicto diplomático grave.

Aquí, Watson ya explica el destino "último" del detective: retirarse al campo de Sussex para dedicarse a sus estudios y escritos y a la apicultura. 

Todo lo explica con notable desgana, hay que decirlo. Se aprecia el hastío de Doyle, las ganas de darle carpetazo de una vez a su creación estrella con un final que no implique de nuevo su muerte pero que de pie a que no vuelva a tomar más casos bajo su batuta. 

Ya sabemos que esto se quedaría, por segunda vez, en una mera intención. Tras la finalización de este supuesto último ciclo del detective, en 1903, tendría que volver a escribir más aventuras suyas. La novela "El valle del terror" llegaría ya bastante más tarde, en 1914, pero llegaría. 

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