Marc Webb, antes de embarcarse en el malogrado y cancelado reinicio de las aventuras de Spiderman que siguió a la trilogía del Hombre Araña de Sam Raimi, rodó una comedia romántica encantadora llamada "(500) Días juntos" (de nombre real y más apropiado "(500) Días de verano" -y sí, otra traducción horrible para el mercado español que va para la saca...-).
Joseph Gordon-Levitt y Zooey Deschanel protagonizan de forma maravillosa esta película tan fresca y tan llena de ritmo como tan lírica y delicada.
Marc Webb dirige con tino, con elegancia, acompañado de una banda sonora fantástica y con una estética vistosa pero nada efectista, una tragicomedia sobre los sueños de amor en el mundo moderno, en nuestros días, y sobre cómo las reglas han cambiado radicalmente con respecto a lo que vivieron otras generaciones.
Los protagonistas de la película están en una brecha: como tantos de mi generación y de otras inmediatamente anteriores y posteriores, crecieron con una idea del amor y de la pareja que, para cuando pasaron la adolescencia, ya no era efectiva y ya no se daba en todas las circunstancias.
Es éste el precio de la libertad: hoy en día, no hay por qué aguantar (por suerte) una relación para toda la vida, como por ejemplo sí tuvieron que hacer (a veces con buenos resultados, a veces con resultados pésimos) generaciones anteriores.
Hoy se puede ir de flor en flor y hay de hecho personas que, simplemente, elijen estar solteros de forma permanente como modo de vida.
Tenemos más opciones que nunca, y más libertad sexual y emocional que nunca. Por ello, esculpir el amor idealizado que muchos tenemos en mente y que no se nos derrumbe es tan difícil. De todo esto va esencialmente, pienso, "(500) Días juntos".
El amor y el desamor, el compromiso y la independencia, la libertad y la inevitable esclavitud que supone a veces el tener pareja, el paso del tiempo, las frustraciones de la juventud, el egoísmo y el altruísmo que se dan la mano y se intercambian en toda relación, los conflictos de intereses inevitables, la llegada a la madurez y el descubrimiento de que viejos modelos sociales ya no sirven (si es que alguna vez sirvieron, ya que fueron impuestos en el imaginario colectivo y poco cuestionados hasta las últimas décadas) es todo lo que trata, con lucidez y sin lecciones morales y además por medio de unos diálogos fantásticos, Marc Webb.
Y ya lo he dicho, pero dos los protagonistas del filme están geniales. Sin ellos, y sin la magnífica química que despliegan, la película no habría sido tan buena. Esto es una comedia romántica en condiciones. Extremadamente recomendable es "(500) Días juntos".
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