"Toy Story III" nos daba a entender que la saga se iba a quedar cerrada en una trilogía. Pero Pixar es Pixar, y cada cierto tiempo se reinventa y tira de sus personajes más emblemáticos (desde estos juguetes hasta sus monstruos o sus coches) para revitalizar sus sagas.
A veces lo consigue con éxito, y a veces no. Con "Toy Story IV" lo ha clavado. Porque, nueve años después del supuesto cierre de la entonces trilogía, Woody y sus amigos vuelven por todo lo alto. Cuando parecía que estaba todo ya clausurado, cuando parecía que esta franquicia no daba más de sí, aparece esta película, ahora dirigida por Josh Cooley, para dejarnos con la boca abierta.
"Toy Story IV" es un auténtico prodigio de la reinvención. Toma todos los elementos básicos de siempre de la saga y, sin faltarles al respeto o corromper su esencia, les da una vuelta de tuerca radical para, por medio de un argumento sencillísimo, mostrarnos una vez más algo totalmente nuevo.
Creo que esta película está perfectamente al nivel de todas las anteriores e incluso por encima de alguna de ellas. Los juguetes esta vez, a pesar de llevar una vida feliz, se meten en un lío cuando su niña Bonnie trae a un nuevo y desternillante compañero a jugar con ellos, uno que está hecho con un tenedor.
A partir de aquí, empieza una delirante aventura más llena de humor inteligente, de referencias simpáticas y fantásticas, y con un mensaje sobre la superación de traumas, sobre la dependencia emocional y sobre la necesidad de pasar página y de vivir de cara al futuro magistralmente expuesto.
Se recupera, además, a Bo Peep, que no apareció en "Toy Story III" sin explicación y se la cierra y, además, se le da un efectivo lavado de cara que la convierte en uno de los mejores personajes de toda la saga.
Todo es maravilloso en "Toy Story IV": las imaginativas escenas de acción, los personajes (los de siempre y los nuevos -y los títeres, de diez-), los diálogos, los gags. Es toda una proeza levantar a una saga totalmente cerrada casi una década después y volver a emocionar, a tocar al público con esos objetos animados tan humanos en los que todos sentimos representados nuestras esperanzas y nuestros miedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario