sábado, 30 de marzo de 2019

ESTUDIO EN ESCARLATA. COMIENZA LA LEYENDA DE SHERLOCK HOLMES


ESTUDIO EN ESCARLATA de Arthur Conan Doyle - 1887 - ("A Study in Scarlet")

¿Qué voy a decir yo de Sherlock Holmes, con todo lo que hay escrito sobre él? En realidad, casi nada. Hay material para levantar torres sobre el mítico asesor de detectives. Mis opiniones sobre esta larga saga que comentaré poco a poco serán eso: opiniones.

"Estudio en escarlata" es la primera aventura de Sherlock Holmes y de su inseparable Watson. Se publicó en 1887 y el éxito fue tal que ambos se convirtieron en personajes famosos de forma fulminante y sus casos se multiplicaron hasta dejar una epopeya gigantesca que nos ha legado películas, series, pastiches, cómics, videojuegos y millones de referencias en nuestra cultura.


Esta primera novela de las cuatro que Arthur Conan Doyle publicó del asesor de detectives (el resto serían relatos, recopilados) combina ejemplarmente la resolución de un enigma atrapante y la presentación de un personaje que es una bomba de carisma: el propio Holmes.

Watson es el que narra la historia, como sería habitual: conoce a su futuro amigo, empieza a compartir casa con él, y llega el caso que han de resolver.

Sorprende de "Estudio en escarlata" que tanto su trama de intriga como sus diálogos no han perdido frescura. Tampoco el retrato del excéntrico Sherlock Holmes, que desde el primer capítulo ya coge al lector y no le suelta con sus deducciones, con su inteligencia de estilete, con su frialdad analítica pero siempre simpática y con su infalible olfato.


Doyle clava una trama perfectamente hilvanada, con las sorpresas bien dosificadas, y en un estilo elegante. Y secundarios como Gregson o Lestrade (éste segundo sería mucho más habitual que el primero y llegaría a ser un personaje también mítico) completan un universo apasionante que empieza poco a poco a abrirse.

Hay un punto flaco de todas formas en la novela: la historia secundaria podría haber sido más corta y rompe notablemente el ritmo de toda la trama. Hasta los "holmsianos" más férreos suelen reconocer que se podía haber articulado o contado de otra forma.


Esta historia, por cierto, fue un escándalo en su momento por sus críticas a las iglesias mormonas, que son representadas como nidos de intransigentes fanáticos que se matan entre ellos y que no perdonan ninguna desviación de sus doctrinas. El propio Doyle se disculpó más tarde por esto.

Sorprende también en la novela el clasismo con el que Sherlock Holmes trata a los no menos míticos Irregulares de Baker Street. El asesor de detectives paga a estos niños de la calle según lo que le puedan aportar y lo cierto es que choca que un adulto utilice de esta forma a unos menores a los que trata, como he dicho, por lo menos en esta historia, con un clasismo despectivo.


Hay que tener en cuenta de todas formas que estamos en 1887: cada libro es hijo de su época, y es además un documento cultural muy valioso para conocer cómo eran las relaciones humanas en tiempos pasados y aprender de ellas.

"Estudio en escarlata" fue seguida de una segunda novela de las aventuras de los dos detectives: "El signo de los cuatro". Comenzada una de las sagas más largas y míticas de la literatura "noir".


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