lunes, 30 de septiembre de 2024

LA CASA GUCCI. UN RETRATO FAMILIAR CRUEL INTERESANTE MAL LLEVADO POR SCOTT

LA CASA GUCCI de Ridley Scott - 2021 - ("House of Gucci")

La diferencia de calidad entre "El último duelo" y "La casa Gucci" es abismal, siendo ambas del mismo año y siendo ambas del mismo director, Ridley Scott, que, como decía ayer en la crítica de su drama medieval en este blog, es una montaña rusa creativa. La primera es una obra maestra y ésta segunda que hoy comentamos es un filme totalmente fallido.

"La casa Gucci", más allá del biopic al uso de esta familia dueña de la mítica compañía de productos de lujo italiana, es interesante por su retrato de las relaciones de poder que se dan dentro de una misma familia, valga la redundancia, y que son la muestra de un microcosmos podrido que sirve de reflejo de nuestro sistema capitalista agresivo en sus más altos estratos.

Hipocresía, clasismo, machismo, corrupción y decadencia se dan la mano en una intriga palaciega moderna donde los personajes, todos grises tirando a oscuros, pelean por sus parcelas de influencia en un clima de falsedad y de obligaciones familiares que les ata los unos a los otros en el mecanismo de amor-odio más horripilante.

El reparto está fantástico, desde Lady Gaga a Adam Driver, que repite con Scott tras "El último duelo", pasando por un Jared Leto totalmente transformado o unos destacados Jeremy Irons, Salma Hayek o Al Pacino.

¿Qué problema tiene entonces el filme? Pues uno bastante grande que está en su montaje, en su ritmo y en su excesiva duración para lo que cuenta. Ridley Scott no acierta aquí en ninguno de estos tres elementos, y sin ellos la cinta se cae pronto, muy pronto, en la falta de interés y en el sopor.

El montaje es abrupto y errático, y además reiterativo: no es nada sutil y reincide en escenas similares y en conceptos idénticos una y otra vez. Debido a esto, el mencionado ritmo se resiente, y para colmo le ponemos la también mencionada larga duración de su metraje, al que le sobra perfectamente media hora.

Es una pena, porque la película visualmente, como siempre en Scott, es riquísima y exquisita y, como he dicho, los intérpretes están fantásticos. Pero contar una saga familiar de este calibre requiere de una trama mejor llevada, y ésta tal y como está desplegada tira por los suelos prácticamente a toda la película, que es verdaderamente tediosa de seguir. Una completa lástima.

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