jueves, 15 de junio de 2023

CONAN, EL BÁRBARO. EL TERRIBLE E INFANTIL REINICIO DE LA SAGA DE 2011

CONAN, EL BÁRBARO de Marcus Nispel – 2011 – (“Conan, The Barbarian”)

Tras veintisiete años de silencio, el bárbaro de Robert E. Howard regresó en 2011 a las grandes pantallas en forma de reinicio. Y mejor que no hubiese regresado, que quieren que les diga, porque este nuevo “Conan, el Bárbaro” alcanza sin problemas en cotas de horror a la secuela de la saga anterior "Conan, el Destructor". 

El alemán Marcus Nispel afronta aquí su tercer reinicio tras haber reiniciado respectivamente en años anteriores las matanzas de Cara de Cuero y de Jason Voorhees y lo hace mal, muy mal.

Jason Momoa, entonces en pleno ascenso, es ahora el nuevo guerrero cimmerio en una entrega que infantiliza al personaje una vez más y que resulta en todo momento aburrida, predecible y hasta vergonzosa. 

La acción es tonta y vulgar, el protagonista no tiene el carisma que debe tener (ni liderazgo, ni brutalidad, ni presencia, ni sentido del humor burro... nada), el villano ídem (olvidable a los cinco minutos de terminar la cinta), los secundarios son meros cartones, los diálogos que digan algo brillan por su ausencia y la trama, lineal hasta decir basta en el peor de los sentidos, aburre a los veinte minutos, una vez que el personaje principal es presentado en un inicio bastante parecido al del primer Conan filmado pero sin dramatismo y sin gracia. 

El ambiente puede estar conseguido (lo poco que se salva del conjunto), pero no queda mucho de la violencia primitiva de los relatos de Howard o de la obra de Millius y mucho menos queda del erotismo de ambos (unas cuantas tetas que aparecen y paren de contar). 

El esperado retorno del cimmerio a las salas de cine de 2011 fue, por desgracia, uno de los grandes bodrios de ese año: como he dicho, al nivel de “Conan, el Destructor”. No me atrevo a decir cual de las dos puede ser la peor.

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