SOUL de Pete Docter y Kemp Powers - 2020 - ("Soul")
"Soul", la última película de Pixar estrenada hasta la fecha (a finales de este mismo mes llega ya la siguiente, "Luca"), me parece, una vez más y viniendo de esta casa de animación, una película excelente, a pesar de que en su desenlace pienso que mete la pata con los "tics americanos" de siempre.
"Soul" es un canto a la vida. En todas sus variantes. También, a la pasión artística (en este caso es el jazz, pero puede ser cualquier otra). Y también, a la familia (biológica) y a la amistad.
Narra una historia que, en manos de un director torpe, habría sido una ñoñada estadounidense de las horribles: autosuperación, disfrute de las pequeñas cosas, aceptación de los problemas y de las frustraciones, aprobación de la familia y reconciliación. Los temas de siempre que encantan en los USA, vaya.
Aquí, por suerte, estamos hablando de Pete Docter (le acompaña el animador Kemp Powers también). Y Docter quita de en medio la mayor parte de la paja, de los discursos baratos y facilones, de las moralinas y de las soluciones de andar por casa del estilo de "si quieres, puedes".
"Soul" nos hace viajar por nuestra cotidianeidad con personajes protagonistas y secundarios muy, muy reconocibles, y también por una espiritualidad sencilla pero efectiva que (y esto pienso que es un acierto inmenso) no se ajusta a ninguna religión. Incluso un ateo practicante como yo se puede identificar con su propuesta.
Alrededor de estas premisas y asuntos pivota una trama con ritmo, con diálogos bellos, con humor inteligente y bien atornillado, con gags fantásticos y con momentos muy, muy emotivos y hermosos. Se pasa en un vuelo y toca fibras sensibles con facilidad.
La animación, por supuesto, es maravillosa, como viene siendo habitual. Y la estética, y su concepción estilística, y en especial su realidad cuántica y fantasiosa alternativa es una delicia para los ojos y para los demás sentidos.
Como he dicho, "Soul" mete un poco la pata al final. Es una pena, pero, después de habernos llevado por un camino que no era fácil, que no era maniqueo, que estaba lleno de grises, opta por las soluciones blancas y negras.
El Pixar de los últimos años se ha vuelto muy familiar, pienso. Incluso pienso que en muchas películas se ha centrado demasiado y con demasiada exclusividad en la mencionada familia biológica. Tanto, que a veces ha rozado la pura apología, como el peor Disney (y hablo de un Disney de hace ya décadas).
Y es una lástima porque "Soul" se acaba deslizando en todo esto, y de forma simplona, sumisa, integrada en el sistema social y moral esperable de los USA. Esto no lastra la película, pero le impide, opino, ser redonda, y la deja adscrita por la fuerza en una zona de confort bastante anodina y políticamente correcta. Lo dicho: una lástima.
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