viernes, 11 de junio de 2021

CORMAC. REY DE LOS MARES. EL PIRATA GAÉLICO OLVIDADO DE ROBERT E. HOWARD

CORMAC. REY DE LOS MARES de Robert E. Howard - 1973 - ("Tigers of the Sea")

Cuando hablamos de Robert E. Howard, nos vienen a la cabeza sus personajes más famosos. Especialmente, el bárbaro Conan. También, Kull de Atlantis, Red Sonja o el cazador de demonios puritano Solomon Kane (cuyos relatos he comentado en esta etiqueta).

Howard, en su corta vida, creó sin embargo muchos más caracteres. Cormac Mac Art es uno de los menos conocidos. Y, ciertamente, también es uno cuyos relatos son menos destacados. 

Cormac Mac Art (o Cormac Mac Airt) fue un personaje histórico que ha tenido también trazas de leyenda: fue Rey Supremo de Irlanda y famoso por ser un gobernante honesto y generoso.

Robert E. Howard dejó cuatro relatos suyos, dispares, incompletos algunos (que fueron terminados por Richard L. Tierney para su recopilación en el libro "Tigers of the Sea" de 1973). No fue un personaje en el que tuviese mucho tiempo de trabajar, aunque en él hay elementos claramente "howardianos".


Cormac Mac Art 
es un guerrero gaélico fuerte, idealizado, brutal, pero también honorable y que da un gran valor a valores, valga la redundancia, como la amistad o la honestidad. Vive aventuras con un grupo de piratas daneses capitaneados por su amigo Wulfhere y en su camino se encuentra desde pictos a vikingos pasando por jutos o bretones.

La ambientación es la del Norte de Europa relativamente posterior a la caída de Roma (en especial, tierras anglosajonas, gaélicas y escandinavas). Es un mundo brutal y machista, donde la vieja civilización latina ha dado paso a un retorno a la violencia sin reglas de antaño (aunque también a unos valores primigenios que a veces son sencillos, lógicos y justos dentro de su mundo de fuerza y lucha).

Robert E. Howard combinó su amplio conocimiento de la historia, con hechos y lugares y pueblos reales, con invenciones propias del pulp más genuino que entran en la fantasía, en la mitología y hasta en el terror.

En todas las historias de este personaje algo olvidado brilla el estilo enérgico y frenético de este escritor. Los caracteres tienen potencia y se describen en pinceladas llenas de garra y las escenas de acción son eso mismo: frenéticas. Pura diversión y puro delirio de violencia y batallas y aventuras.

El primero de sus relatos se llama "Los Tigres del Mar", y en sus páginas Cormac Mac Art y sus amigos daneses han de salvar a una princesa bretona. Todo empieza pausado y todo termina en un festival de sangre y mamporros con historia de amor de por medio.

La segunda, "Espadas del Mar del Norte", es muy similar a la primera. Tanto, que a veces parecen ambas una misma historia que tira por una variante diferente. Otra dama a la que salvar y otra intriga entre pueblos que acaba en batalla enloquecida. Divertida, pero, como he dicho, excesivamente parecida a la anterior.

"La noche del lobo" me resulta el mejor de los cuatro cuentos que han quedado de este personaje, que ahora se infiltrará en pleno territorio enemigo para asistir a la batalla entre dos pueblos enfrentados: los vikingos y los pictos. Muy loca, muy violenta, llena de luchas y con un gran combate entre ejércitos varios.

"El templo de la abominación" cierra la corta colección y me parece muy entretenido y, sobre todo, un soplo de aire fresco: es el más diferente de todos los relatos. Ahora nos sumergimos en la plena aventura y en el terror incluso para entrar con Mac Art y sus amigos en un templo maldito en ruinas en el que encontrarán algo monstruoso.

Esta historia enlaza con la mitología de Howard: su célebre Kull es mencionado y comprobamos que, si bien los otros tres cuentos son "históricos" (vean bien las comillas), éste mete ya al personaje en el terreno fantástico y lo introduce en su mundo interconectado.


Cormac Mac Art
 no es la mejor creación, valga la redundancia, del creador de Conan y Solomon Kane, y sus relatos desde luego tampoco son un dechado ni de originalidad ni de maestría a la pluma comparados con otras obras suyas (en parte, su accidentada historia tiene la culpa, y el hecho de que tuviesen algunos que ser acabados por Tierney). 

Sin embargo, sí que dan fe de la evolución de una de las tramas menos conocidas de Robert E. Howard. Para completistas y para personas que busquen un rato de desprejuiciada diversión. Fue, por cierto, esta serie adaptada al cómic por Roy Thomas y E.R. Cruz, en 1990.

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