EL VIAJE DE CHIHIRO de Hayao Miyazaki - ("Sen to Chihiro no kamikakushi")
Éxito fulminante desde su estreno, película japonesa mítica que para muchos puso fin a la etapa de expansión y de consolidación del manga en occidente que comenzó a finales de los ochenta y catalogada como una de las mejores de la década del 2000 e incluso de la historia del cine, "El viaje de Chihiro" todavía confirmó más a Hayao Miyazaki como la eminencia de las historias de animación a nivel mundial que es hoy.
Película complejísima a la vez que ágil, fresca y divertidísima (combinación que es difícil de lograr), "El viaje de Chihiro" supone en la filmografía del autor japonés la reunión del conjunto más amplio de asuntos que hasta ahora se habían tratado conjuntamente en una sola de sus películas.
Tal vez inspirada en cuentos clásicos de tradición europea como "Alicia en el País de las Maravillas" de Lewis Carroll o "Pinocho" de Carlo Collodi, el séptimo largometraje animado de Miyazaki propone el viaje de una niña del "mundo real" al mundo de los dioses japoneses, viaje que adquiere enormes tintes simbólicos que sirven al autor para tratar toda clase de temas.
Tenemos los universales de siempre (amor, amistad, fraternidad, familia, relaciones entre padres e hijos, libertad, compromiso, paso de la infancia a la madurez) junto al habitual ecologista (cómo no iba a estar presente) y junto a otros como la búsqueda de la identidad de la protagonista, que según he leído corre paralela a la búsqueda de la identidad del Japón de las últimas décadas, occidentalizado desde el siglo XX pero que sigue siendo presa de su identidad (valga la redundancia) ancestral y de sus viejos valores, positivos unos, negativos otros, pero de una forma u otra arraigados en la idiosincracia nipona.
Los momentos de aventura y las escenas de acción (geniales como siempre) se dan la mano con las metáforas constantes sobre los asuntos tratados, mientras que la galería de personajes, extraída de la mitología y del folclore japonés y convenientemente actualizada, representa una gran variedad de tipos inolvidables y entrañables.
Obra maestra absoluta. Cada año la vuelvo a revisar y cada año lo constato. El techo de Ghibli (y ya es complicado esto) y una de las cumbres de la animación de todos los tiempos; aunque yo creo que excede el simple calificativo de "animación", e ingresa por derecho propio en el olimpo del cine. Todo es perfecto, desde la animalada del trabajo de orfebrería hasta su emocionante e insoslayable mensaje humano. Sus personajes no responden a un solo canon, y quedan impregnados de su propia complejidad autónoma. Y ya para rematar, esa maravilla de Joe Hisaishi...
ResponderEliminarMaravillosa. Lo que se diga es poco...