CRISTAL OSCURO de Jim Henson y Frank Oz - 1982 - ("The Dark Crystal")
Jim Henson fue uno de los más grandes marionetistas de la historia. Sus criaturas, creadas por él mismo, de tela y de otros materiales, estaban dotadas de una movilidad y expresividad sin par en su momento y se movían en unos decorados cargados de imaginación y de gran capacidad evocadora que eran todo un prodigio de economía de espacio y de medios.
Basadas en todo tipo de animales, personajes reales y de ficción, seres de la mitología de todas las épocas y culturas e invenciones propias, arrasaron con su carisma en las televisiones y cines desde los años cincuenta hasta 1990, cuando Henson murió con sólo 53 años de un inesperado y repentino Síndrome del Shock Tóxico.
Hoy todavía siguen siendo sus creaciones una gran fuente de beneficios gracias a nuevas cintas protagonizadas por ellas creadas por sus colaboradores y a su aún imparable merchandising.
Las aventuras de los seres de Jim Henson estaban plagadas de situaciones cómicas adaptadas tanto para los niños como para los mayores, de ahí su gran éxito.
Su humor era irónico y a veces algo canalla, y, en ocasiones, también negro y hasta cruel (especialmente en las películas “Cristal oscuro” y “Dentro del laberinto”, tal vez no aptas para niños de todas las edades), aunque siempre promovían sus historias valores humanos como la amistad, el amor, la tolerancia, la justicia...
Gran amigo del irregular cineasta Frank Oz, que dirigió muchas de sus películas y que puso voz al célebre Yoda de “Star Wars”, comenzó su andadura en el show de cinco minutos “Sam and Friends”. Poco a poco, su imperio de marionetas se fue extendiendo cuando cedió algunos de sus muñecos al inolvidable programa educativo para niños “Barrio Sésamo”.
Para la gran pantalla, dirigió personalmente dos geniales películas de aventuras: las mencionadas “Cristal Oscuro” y “Dentro del laberinto”. Los Teleñecos, por su parte, protagonizaron muchísimos filmes dirigidos por sus colaboradores: “La película de Los Teleñecos”, "El gran golpe de Los Teleñecos", “Los Teleñecos conquistan Manhattan”, “La Navidad de Los Teleñecos”, “Los Teleñecos y la Isla del Tesoro"... Él dirigió o co-dirigió y supervisó varias de ellas.
Rodada a lo largo de cinco extensos años utilizando la mítica técnica de la animatrónica y usando unas marionetas de gran detalle y carisma en unos escenarios llenos de profundidad y de milimétricos detalles, narraba “Cristal Oscuro” una historia de aventuras de fantasía bastante común y sin sorpresas pero llena de encanto en la que los dos últimos miembros (hombre y mujer respectivamente) de una raza a punto de extinguirse, los Gelflings, tenían que salvar al mundo de otra raza maligna que también estaba al borde de la extinción, los Skeksis.
La acción no paraba un segundo de los 90 minutos que duraba el filme: se hacía una presentación rápida y casi esquemática de los personajes y todo se lanzaba al frenetismo, a las búsquedas, a las luchas contra monstruos, a las huidas, a los misterios.
Los diálogos eran simples hasta decir basta, así como la trama, completamente lineal, mientras que el desenlace era muy predecible. Todo estaba ideado a conciencia para encandilar a los niños de la época con una historia de amor y de amistad llena de buenos propósitos y con un mensaje positivo y propagador de valores humanos.
Eso sí, el filme tenía unas efectivas dosis de extraño onirismo, de detalles tétricos y hasta violentos, de humor negro y de crueldad que, según muchos en su momento, no lo hacía apto para público de todas las edades.
Aún en toda su simpleza, “Cristal Oscuro” es, como la posterior “Dentro del laberinto”, una película de animación seria y de calidad, una pequeña joya de artesanía.
El año pasado, tuvo una merecida serie precuela: "Cristal Oscuro: La era de la resistencia". Por desgracia, fue fulminantemente cancelada a pesar de ser una maravilla que llegó a superar a su película madre. De ella hablaré mañana.
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