ED WOOD de Tim Burton - 1994 - ("Ed Wood")
"Cría fama y échate a dormir". Para bien o para mal, fue lo que le pasó a Ed Wood, el conocido como "Peor director de cine de todos los tiempos", lo cual desde un punto de vista alejado de lo legendario no es cierto, ya que tanto en su tiempo como hoy en día hay cineastas (o imitaciones de cineastas) mil veces peores que éste entrañable señor (y algunos encima gozan de la pasta que él nunca tuvo).
Edward Wood Jr. fue uno más de esos directores de series de segunda fila que en los años cincuenta, sesenta y setenta del pasado siglo dirigió películas malas pero que, por una razón o por otra, se han convertido con el tiempo en películas de culto (su figura, hoy en día, tiene una legión de fans y su obra ha sido estudiada y hasta revalorizada).
Juicios aparte sobre Ed Wood (del que yo no puedo hablar con propiedad, pues no he visto todas sus cintas -y hay que tener muchas ganas de ponerse a verlas-), el homenaje en forma de biopic que le hizo Tim Burton a mitad de los noventa fue una de las obras cumbre de la carrera del director gótico de Hollywood (y de hecho, a partir de aquí su filmografía empezó a renquear constántemente en lo que a calidad se refiere).
"Ed Wood" narra parte de la historia de este cineasta proscrito mientras retrata la lucha titánica de un artista por sacar adelante sus obras (malas o buenas) en un mundo que no le comprende.
Porque para Burton, Ed Wood es una suerte de Orson Welles "a su manera", y lo deja bien claro en uno de los pasajes más delirantes y cachondos del filme, que lanza un mensaje esperanzador y humanísimo sobre la necesidad de ser fiel a los sueños de uno mismo (motor de la vida) cuesten lo que estos sueños cuesten.
Ed Wood, interpretado por un soberbio Johnny Depp, es un excéntrico joven que ama vestirse de mujer y que realiza películas pésimas (con actores malísimos, escenarios cutres, extras que tiran elementos del escenario sin querer y sobre todo con historias y diálogos de verdadera pena) pero que para él suponen ejercicios de disección del alma humana que le ayudan a seguir viviendo.
Pretencioso, infantil, siempre esperanzado, luchador, ingenuo, con muchos castillos en el aire, amigo de sus amigos, Ed Wood es un personaje que ejemplifica la lucha por un ideal a toda costa y, como he dicho, Depp lo clava y entrega uno de sus más grandes papeles.
Sin embargo, alguien brilla todavía más que Depp: Martin Landau, que da vida de manera absolutamente inolvidable al Bela Lugosi acabado que, en sus últimos y patéticos años (en los que vivía a caballo entre la depresión y las adicciones y creyéndose el mismo Drácula), acabó participando en algunas de las obras de Wood (si es que la historia a veces es cruelmente irónica).
Landau entrega una interpretación antológica y se come la pantalla como un Lugosi enfermo y triste pero con aires de grandeza que pone los pelos de punta.
El resto del reparto está igualmente maravilloso: Sarah Jessica Parker, Patricia Arquette, Jeffrey Jones, Bill Murray o Lisa Marie dan vida a la impagable corte de freaks que acompañó a Wood durante su carrera, y todos resultan insustituibles.
La película, rodada en un precioso blanco y negro y ambientada a la perfección, tiene unos diálogos geniales e inteligentes, está llena de homenajes y se mueve con una fluidez pasmosa entre la pura comedia y la tragedia vital que conmueve al espectador sin esfuerzo y sin efectismos.
"Ed Wood" fue un fracaso de taquilla (el primero grande de Tim Burton) pero un gran éxito de crítica que, poco a poco, fue ocupando el lugar que se merecía, el de las mejores obras de su director.
Tristemente, tras esta película, Tim Burton se ha movido ya siempre fagocitándose a sí mismo entre productos buenos, productos simplemente aceptables y productos verdaderamente malos, y nunca ha vuelto, desde mi punto de vista por lo menos, a recuperar la personalidad y la frescura de esta "Ed Wood" o de sus primeras obras.
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