miércoles, 20 de marzo de 2019

TRUE DETECTIVE III. LA POLÉMICA


Tres largos años ha tardado en ser una realidad la esperada tercera temporada de "True Detective" tras el batacazo (injusto, pienso) de la segunda, vilipendiada, odiada y comparada con su antecesora de forma cruel desde el primer capítulo.

Se rumoreó durante un tiempo que, fiel al objetivo de la serie de explorar diferentes estilos de "noir", esta nueva historia estaría ambientada en los tiempos de la Ley Seca, muy estimulantes para el género.


Finalmente, no ha sido así: para bien y para mal, se ha optado por lo más seguro, por lo más cómodo; volver a los cauces de la primera temporada. Dos detectives, más de una línea temporal (pero todas pivotando alrededor de nuestra edad contemporánea), un caso de desaparición, personajes atormentados.

Siendo esta tercera una buena temporada, pierde el factor sorpresa y el factor "variedad" que se le quería dar inicialmente a la franquicia: Nick Pizzolatto y su equipo no arriesgan, van a lo seguro, a lo que saben que va a gustar por lo menos a priori.


No es algo malo, pero la verdad es que esperaba, yo por lo menos, algo más novedoso en sus líneas básicas, otro tipo de thriller. La segunda temporada puede ser lo que sea, pero cambiaba la fórmula por completo y eso aquí se ha perdido.

Independientemente de todo esto, "True Detective III" es excelente. Los dos protagonistas, unos absolutamente geniales Mahershala Ali y Stephen Dorf, devoran la pantalla. El primero está en este momento en la cresta de la ola y entrega un personaje intenso, que duele de verdad.


El segundo, tras haber tenido un breve periodo de fama (no olvidaremos aquel genial villano de la primera "Blade"), vuelve de entre los muertos tras más de una década bastante perdido con un papel absolutamente genial.

Mención especial merecen Carmen Ejogo, fantástica, y Scott McNairy, igualmente grande, en una interpretación atormentada y también brutal.

"True Detective III" es la más minimalista y pausada de la saga. Importa en ella el caso que hay que resolver, pero también la vida cotidiana que lo envuelve. Los personajes. El ambiente.


Esta temporada es, ante todo, un retrato social. Vuelven los asuntos habituales de Pizzolatto: la justicia y la integridad, la memoria, el paso del tiempo, la pérdida, la muerte. Y cobran mucha, mucha fuerza los asuntos del racismo, la homofobia, los traumas de la guerra, la violencia, la pobreza, el clasismo, la hipocresía.

Los personajes tienen cientos de aristas. Los dos protagonistas los primeros: fieramente imperfectos, fieramente humanos. Los secundarios, ídem. Se mezclan errores, ambiciones, pequeñas infidelidades cotidianas, minúsculas traiciones.


"True Detective III" pienso que es también una metáfora sobre una de las enfermedades "enemigo público número I" junto al cáncer: el Alzheimer. Sus saltos en sus tres líneas temporales, sus juegos con el formato de la entrevista, capítulos tan sobrecogedores como el quinto y su discutido desenlace lo son.


Sobre este referido desenlace, que ha disgustado a muchísimos fans, tengo que decir que a mi no me ha convencido del todo, aunque entiendo su intención y su forma de innovar con respecto al resto de la saga (y es algo que consigue, ojo, aunque desde mi punto de vista con irregularidad). Es algo diferente, pero a la vez fallido.

"True Detective" vuelve a la parrilla tras una larga espera con una temporada que creo que es fantástica en líneas generales, con muchos méritos y pocos defectos, poco arriesgada, es cierto, pero muy satisfactoria.


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