EL PADRE de Florian Zeller - 2020 - ("The Father")
Absolutamente anonadado me ha dejado "El padre", la ópera prima del francés Florian Zeller. Absolutamente destrozado también: es una obra maestra espectacular, pero también es una película extremadamente dolorosa que es mejor ver en un muy buen día.
Creo que estamos ante otra de esas cintas de las que es mejor no saber demasiado salvo, tal vez, su tema principal. Lo voy a decir en este caso, pero escuetamente: es la pérdida de memoria en la vejez.
Hay algo, un recurso único, que caracteriza a esta película: su narrativa y cómo se va acoplando a ella el escenario. El director, sin transiciones, utiliza ambas cosas para sumergirnos en la mente del padre protagonista y para conseguir que nuestra empatía e identificación con él se dispare a unos niveles increíbles, de pura fusión.
Su arte a la hora de contar la historia e integrarla con este escenario es supremo, prodigioso. Jamás, jamás después de ver esta película, vas a ver de la misma manera a alguien que tenga los problemas de su mencionado protagonista.
Acompaña una fotografía exquisita que refleja los estados de ánimo de los personajes, unos secundarios muy bien construidos e interpretados (y por repartazo, además: Olivia Williams, Rufus Sewell, Mark Gattis o Imogen Potts) y unos diálogos realistas y redondos que sirven para tocar todos los temas que pueden pivotar alrededor de los recuerdos: las relaciones familiares, el amor, la vida y la muerte, el peso del pasado, el paso del tiempo, la enfermedad, la pérdida de seres queridos.
"El padre" es un debut fascinante, durísimo, devorador, pero también muy necesario para ponernos en el lugar de uno de los grupos sociales más abandonados de nuestras sociedades (especialmente de las desarrolladas, irónicamente): los ancianos. Imprescindible.
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