jueves, 10 de abril de 2025

TRAINSPOTTING. EL RETRATO BRUTAL, CÍNICO Y SIN CONCESIONES DE LA DROGA Y SU VACÍO

TRAINSPOTTING de Danny Boyle – 1996 – (“Trainspotting”)

“Trainspotting”, película muy controvertida en su momento y aún hoy por su bien visible desencanto y nihilismo (fue acusada incluso en su día de de fomentar el consumo de las drogas e incluso de hacer apología de una vida de vacío), está basada en la también controvertida novela homónima de Irvine Welsh.

El filme, más centrado en la droga que la novela, que tratada muchos otros temas, realiza un seguimiento por las vidas de un grupo de jóvenes heroinómanos de la clase media-baja de Edimburgo a los que no les mueve nada salvo la droga y la manera de conseguirla. 

El protagonista es Renton, un genialísimo Ewan McGregor, un joven desencantado al que nada le importa y que intenta escapar de una vida abocada a un futuro monótono y mediocre por medio del vicio mortal al que está enganchado. 

El filme está dividido en dos partes: una primera que muestra las vidas diarias de él y de sus amigos (magníficas interpretaciones secundarias todas, en especial la de un Robert Carlyle que da verdadero miedo), sus relaciones con sus entornos y con los que les rodean, sus colocones, sus pequeños trapicheos, sus búsquedas inmediatas de sustancias que ponerse, sus amores, sus fiestas, sus callejeos, sus brutales broncas.

Quedan todos delineados por medio de, cimentada en un montaje muy ágil y dinámico, una visión increíblemente cínica y cargada de humor negrísimo de sus existencias nihilistas de niños mimados de la sociedad moderna sin horizontes o con horizontes nada satisfactorios a los que no quieren enfrentarse.

Ninguno de los protagonistas de "Trainspotting" quiere acabar como la generación de sus padres: encerrados en casa frente al televisor, con trabajos monótonos y con vidas muertas. Escogen para escapar un camino: las drogas. Válido como cualquier otro (el alcohol, los juegos de azar, las redes sociales). 

En la segunda parte del filme se centra la acción en un" gran trapicheo" (en realidad un golpe de poca monta) que todos preparan para dar “el golpe de sus vidas”. Aún con toques de comedia, esta parte cae en el puro drama, aunque por momentos no da esa impresión. Todo se desmorona: hasta la amistad, que como en la anterior obra de Danny Boyle, "Tumba abierta", queda brutalmente desmitificada. El desenlace es triste como pocos, aún camuflado con la falsa alegría del dinero. 

“Trainspotting” representa a una porción de la juventud de su momento (y a parte de la actual también) con gran precisión y conocimiento. Las drogas pueden ser lo de menos al fin y al cabo. La juventud, con ellas o sin ellas, normalmente no está satisfecha con el futuro que se le ha impuesto, pero a la vez está muy perdida y muy poco le interesa salvo el hedonismo. Esto suele ocurrir en todas las generaciones, y este filme en ese sentido sigue de plena actualidad.

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