300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO de Noam Murro - 2014 - ("300: Rise of an Empire")
Que sí, que en la saga de "300" no se busca la precisión histórica. Que sí, que películas como "Braveheart" o "Gladiator" tampoco son fieles a los hechos realmente acontecidos. Que sí, que esto es una actualización de los viejos espectáculos de serie B realizada con más medios y efectos especiales. Que sí, que las pretensiones son nulas. Que sí, que todo es un show pirotécnico-testosterónico desprejuiciado. Que sí, que sí. Pero aburrirme, "300: El origen de un Imperio" me aburrió un rato, y eso es absolutamente imperdonable en una producción de este tipo. ¡Qué menos que divertir, leñes!
La segunda entrega de la saga de "300" (no ha llegado a ser trilogía por ahora) es repetitiva, tiene un ritmo inexistente, una estética cansina, unas lagunas de guión excesivamente chorras y unos diálogos malos malos malos.
La primera "300", la del irregular y discutido Zack Snyder, podía ser lo que fuese, pero era entretenida y, en su día, allá por 2006, impuso para bien o para mal una "moda" en el cine de acción histórico que se vió repetida en series como "Spartacus" o en películas ya menos afortunadas como "Hércules: El origen de la leyenda".
Esta segunda "300" apesta a pastiche, a reiteración descarada, a explotación vil de la misma fórmula, a guión escrito en una tarde. Es mala, muy mala, y como he dicho por valer no vale ni para hacer pasar un rato entretenido frente a la pantalla.
La trama es soporífera y está basada en presentar la misma batalla con variantes una y otra vez, los diálogos son malísimos, como he dicho; los personajes son tópicos en el peor sentido de la palabra, el cambio de estilo en la historia es terrible y está fuera de lugar (orientado a la pura magia y al cine fantástico -estos toques no existían en el cómic original de "300" de Frank Miller, aunque sí en la película a pesar de estar más dosificados-), el aspecto visual de la obra es una plasta azul/roja/gris sin estilo y escenas como la de la "batalla sexual" entre Temístocles y Artemisia, aparte de gratuitas (se nota la alargada sombra de la mencionada "Spartacus") dan vergüenza ajena.
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