REGRESO AL MAR de Satoshi Kon - 1990 - ("Kaikisen")
Satoshi Kon, un genio de las historias que por desgracia nos dejó demasiado pronto (falleció con sólo 46 años en 2010 debido a un cáncer), es principalmente conocido por sus películas, entre las que hay imprescindibles como "Perfect Blue", "Tokyo Godfathers" o "Paprika", y por su serie "Paranoia Agent".
Sin embargo, también tuvo una carrera en el manga, bastante más corta, debido a que en un determinado momento de su vida decidió centrarse sobre todo en el anime. Una de sus primeras obras en lo que a viñetas se refiere es "Regreso al mar", y una de las pocas que dejó acabadas.
Uno de los grandes temas japoneses, presente en su literatura desde principios del siglo XX e incluso antes, es el de la lucha entre la tradición y el progreso, que no necesariamente son buenas o malas y que suelen cambiar sus papeles constantemente en una escala de grises que no deja de moverse de tonalidad.
Este es el primer asunto principal de este manga, que narra cómo en un pequeño pueblo costero una constructora quiere destruir parte del ecosistema en el que, entre otras especies, viven lo que parecen ser sirenas.
A partir de esta premisa se despliega un ramo de relaciones personales centradas en una familia que se ha visto separada en sus ideas sobre lo que viene mejor o peor para dicho pueblo. De fondo, un ambiente de hipocresía y de corrupción con la burbuja inmobiliaria que azotó a Japón en las décadas de los ochenta y los noventa.No obstante, Satoshi Kon despliega la trama a modo de fábula: "Regreso al mar" es un cuento, y juega con los patrones de este género para, anclado en el realismo social, lanzar un mensaje ecologista y denunciar, además, la destrucción del medio ambiente (éste es el segundo asunto principal de la obra).
El dibujo, del que él se encargó, es una delicia, y exhibe ya el realismo meticuloso pero a la vez de trazo directo, sencillo y delicado, que le caracteriza. Los escenarios son una pasada: captura a la perfección el ambiente en el que la acción se mueve.
El mismo Kon pensaba que este manga era una obra imperfecta. Comentaba que su trabajo en ella fue complicado y que él es una persona "con una alarmante falta de perseverancia". Hay más cosas, sin embargo: el método de producción de cómics en Japón implica, según él (y según hemos corroborado en las obras de otros autores que trabajan en este oficio y que lo han retratado) "comprar tiempo y calidad mediante la movilización de un ejército de ayudantes".
En este sentido, posiblemente el largometraje animado le otorgase más libertad, más control sobre su obra y menos trabajo enloquecido y por eso se quedó en este mundo y su manga fue al final algo casi residual.
Satoshi Kon dejó además otras creaciones famosas como "¡Qué horror de apartamento!" y dos obras inacabadas: "Opus" y "Seraphim: 266,613,336 Wings", muy interesantes y ahora publicadas en España. También historias cortas (en otro tomo). Su breve etapa de mangaka creo que es muy interesante aunque sea menor y que ya da fe de los primeros pasos de uno de los grandes creadores de su país.
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