CHARLIE Y LA FÁBRICA DE CHOCOLATE de Tim Burton - 2005 - ("Charlie and The Chocolate Factory")
En 2005, Tim Burton estrena dos películas, una de imagen real y otra de animación: "Charlie y la Fábrica de Chocolate" y "La novia cadáver". Para muchos, este año supone la confirmación definitiva de que este director está en horas bajas.
Para mi, y aunque es cierto que empieza a caer en la "autofagocitación" peligrosamente, la capa se le cae del todo en 2010 con su floja versión de "Alicia en el País de las Maravillas".
"Charlie y la Fábrica de Chocolate" es la segunda adaptación del cuento homónimo de Roald Dahl (la primera la protagonizó Gene Wilder en 1971) y es, a todas luces, una película correcta. En todo lo es: en actuaciones,
en ambientación, en historia coherente, en humor resultón y con toques inteligentes.
Sin embargo, sí que está lejos de la primera etapa de Burton e incluso de obras entonces relativamente recientes como las excelentes "Sleepy Hollow" o "Big Fish". Ocurre algo parecido con "La novia cadáver", que mañana comentaré.
El "toque Burton", el que vemos en sus dos Batman, en "Eduardo Manostijeras", en "Ed Wood", en "Pesadilla antes de Navidad" o incluso en "Bitelchus" se tambalea.
El director gótico de Hollywood se limita en "Charlie y la Fábrica de Chocolate" a adaptar el referido cuento de Dahl y... Pues poco más.
Que sí, que como he dicho, la película es digna, y además mantiene el espíritu de la obra original (sus lecciones morales, la visión del mundo desde los ojos de un niño, la caída del mito del "pensamiento adulto" ante los ojos de este niño...). Pero... Ni sus personajes tienen un toque especial ya que los distinga, ni los escenarios son especialmente llamativos (y eso en Burton es imperdonable) ni los actores gozan de la dirección genial que han gozado con Burton en otras ocasiones.
El ejemplo más claro es el de un Johnny Depp que está bien (porque es un gran actor haga lo que haga, eso es indiscutible), pero que ya empieza a encasillarse en el papel de "freakie" en el que, para bien o para mal, está tan estancado últimamente, y que podría haber dado mucho más de sí.
En definitiva: ¿Qué le falta a esta versión del cuento mítico de Roald Dahl? Personalidad. Porque esta película se la podríamos perdonar al Burton de sus inicios, al Burton de principios de los años ochenta, pero no al de 2005.
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