viernes, 23 de julio de 2021

FAST AND FURIOUS 8. EL ABSURDO VINO PARA QUEDARSE Y PARA CONVERTIRSE EN COMEDIA

FAST AND FURIOUS 8 de F. Gary Gray - 2017 - ("The Fate of The Furious")

F. Gary Gray es un director irregular capaz de entregar películas interesantes y destacadas y bodrios inmensos. Su carrera empezó con filmes más imaginativos y ha ido derivando a cosas más mediocres. 

Su filmografía se compone de la comedia "Friday", del drama "Hasta el final", del thriller "Negociador", de las películas de acción "Diablo" y "The Italian Job", de la comedia "Be Cool", del thriller "Un ciudadano ejemplar", del drama "Straight Outta Compton", de la comentada "Fast & Furious 8" y de "Men in Black International".

Dejaron la saga mal cerrada pero cerrada a pesar de todo tras la desgraciada muerte de Paul Walker en un accidente de coche el 30 de noviembre de 2013. Sin embargo, al final se arrepintieron, porque no podían dejar escapar a la gallina de los huevos de oro así como así y la retomaron con "Fast & Furious 8" (y con lo que quedaba todavía).

Y si las anteriores partes de la franquicia eran malas, ya de este engendro pueden esperarse lo peor. Repite el reparto de nuevo excepto el mencionado Walker, quitado de en medio con una excusa tonta, y ahora Charlize Theron es la mala malísima de turno (tienen que haberle forrado la casa de billetes para que esta actriz haya querido salir en esta saga). 

La trama es una chorrada predecible y tópica con drama cutre y ni siquiera coincide argumentalmente con muchos puntos de las anteriores entregas: hay lagunas de guión por todas partes, personajes que cambian de carácter (especialmente el de Jason Statham, que era un asesino terrible que hasta mató a amigos de los protagonistas en anteriores entregas y que ahora se hace colega de ellos por la puta cara), personajes que son reubicados al tun tun, eventos del pasado que cambian porque sí, eventos presentes que no concuerdan con los del pasado. Una prenda, vaya. 

En fin, si es que da todo igual: la película va a ser un éxito porque su saga lleva a estas alturas quince años siéndolo... ¿Para qué nos vamos a currar las cosas? 

El resto es pura fantasmada. Ahora los coches se enfrentan directamente a tanques y a submarinos nucleares en el Polo Norte y se quedan tan panchos. Y nos saltamos las leyes de la física como nos da la gana y los protagonistas son todos invencibles y los malos casi. 

Y tenemos unos diálogos de pena, llenos de chascarrillos y testosterona y fanfarronería y hasta alguna que otra frase sorprendentemente machista. 

Y la gracieta dura encima más de dos horas que se vuelven insoportables, en especial una batalla final que se hace eterna y que hasta está mal rodada, a base de planos repetidos y escenarios que nunca terminan.

En fin, la octava parte de esta franquicia exitosísima es otro truño como una catedral. Apestosa muestra de cine poligonero descarado y de la peor calaña. Y quedan todavía dos por comentar (y por lo menos una más por estrenar). Y sí... Todo sigue yendo, aunque no se lo crean, a peor. 

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