EL HOMBRE DE LA PISTOLA DE ORO de Guy Hamilton - 1974 - ("The man with the golden gun")
La segunda película de la etapa de Roger Moore como James Bond es, desde mi punto de vista, la mejor de toda esta etapa junto a la anterior, "Vive y deja morir", y junto a las siguientes "La espía que me amó" y "Sólo para sus ojos".
"El hombre de la pistola de oro" asienta ya en todas sus consecuencias al 007 más cómico y delirante en un espectáculo de acción que ya empieza a tener sus desafortunadas ridiculeces (aquí, por ejemplo, verán al coche del héroe volteándose en el aire y volviendo a caer sin un rasguño) pero que, todavía por lo menos, se presenta bajo un guión medianamente serio.
James Bond se enfrenta ahora a Francisco Scaramanga, el que es otro de los villanos más famosos y míticos de la saga junto al Dr. No, Goldfinger o Blofeld gracias a la magistral interpretación de un Christopher Lee en total estado de gracia, un Christopher Lee lúcido, divertido y a la vez frío y calculador (y aficionado a los duelos de armas) que borda al criminal de tres pezones que además vive en una isla apartada muy pulp con un enano llamado Nick Nack como secuaz y mayordomo (el famoso Hervé Villechaize, ese actor francés que imitaba hace tantos años al presidente español Felipe González en el programa de Javier Gurruchaga).
Ya hablando de otros personajes, hay que decir que el secundario aliado del agente británico resulta muy carismático o, por lo menos, resultón: Soon Taik-Ho da vida al lugarteniente Hip, una suerte de "Tigre" Tanaka (de "Sólo se vive vos veces") más simpático, cachondo y alegre, mientras que repite papel, con solvencia, Clifton James, el policía paleto de la Norteamérica profunda del anterior filme.
La película, una vez más dirigida por Guy Hamilton (que tras ella ya abandonó la franquicia) contiene momentos dramáticos memorables (el potente prólogo o el duelo final contra Scaramanga), otros ridículos (como el mencionado del coche o el epílogo con Nick Nack haciendo la gracieta insultante de enano tópica de turno -aunque por suerte son los menos-) y otros de humor bastante conseguido (especialmente desternillante es el combate de artes marciales de Bond ayudado por las niñas karatekas –si en "Vive y deja morir" se homenajeaba al blaxploitation, aquí se hace lo propio con el cine de artes marciales de Hong Kong-).
Hamilton se despide realizando otro notable trabajo equilibrando la acción frenética, el espionaje, el romance y el mencionado humor (aunque está claro que su obra definitiva para la franquicia fue la primera, la perfecta "James Bond contra Goldfinger").
No hay comentarios:
Publicar un comentario