viernes, 16 de octubre de 2020

PEANUTS. CINCUENTA AÑOS DE LUCES Y SOMBRAS DEL SER HUMANO

PEANUTS de Charles M. Schulz - De 1950 a 2000 - ("Peanuts")

De "Peanuts" voy a hacer un recorrido básico, muy básico. Ni lo tengo todo de esta titánica saga de tiras, ni tampoco lo he leído todo. Sin embargo, sí que he leído mucho sobre su creador, Charles M. Schulz, y sí que llevo desde que era un niño disfrutando de sus personajes.

"Peanuts" tiene un antecedente llamado "Lil'l Folks", muy similar en temas y en estilo, aunque primigenio todavía y menos depurado, que empezó a publicar en 1947 en el "St. Paul Pioneer Press.", uno de los diarios de St. Paul, su ciudad natal (una ciudad que está unida a la propia Minneapolis, la gran ciudad del estado de Minnesota).

"Lil'l Folks" se imprimió durante dos años y llegó a muchísimo público de toda su área metropolitana y en 1950, tras muchos avatares, acabó "reciclándose" en "Peanuts" (con numerosos cambios) después de que Schulz firmase un contrato con la United Feature Syndicate que la colocó en siete periódicos de los USA. A partir de aquí, todo fue un éxito constante y explosivo.

"Peanuts" (cuyo nombre, impuesto por la compañía, al autor nunca le gustó), llegó a las estrellas con rapidez y se convirtió en la tira más importante e influyente de los Estados Unidos y de más allá: llegó a 75 países y se publicó ininterrumpidamente desde aquel 1950 hasta el año 2000, en el que Schulz falleció.

Tuvo merchandising de todo tipo, especiales televisivos, películas, y solamente creaciones como "Garfield" de Jim Davis o "Calvin & Hobbes" de Bill Watterson (o fuera del mercado de los USA la "Mafalda" del argentino Quino) le pudieron hacer algo de sombra después de muchos años de hegemonía prácticamente total e indiscutible.

"Peanuts" supuso un antes y un después en el mencionado mundo de las tiras. A lo largo de sus cincuenta años de existencia ininterrumpida, cambió sus reglas. No solamente porque hizo a los niños protagonistas y los equiparó a adultos en sus sentimientos y pesares cotidianos, sino porque Schulz creó un mundo inimitable de lirismo con episodios surrealistas (como los del perro Snoopy en su "avión") en el que reflejó las cuestiones sociales, morales, filosóficas, religiosas y humanas de cinco décadas de cambios sociales constantes.

El humor de Schulz, que era una persona religiosa pero también tolerante y que se cuestionaba muchas cosas, parece simple, pero es en realidad complejo. Puede cautivar a un niño y golpear sin piedad a un adulto. 

Los pequeños de "Peanuts" viven en una cotidianeidad con toques de realismo mágico donde los mayores nunca están presentes (sólo fuera de plano -y en las adaptaciones animadas hablan de forma ininteligible-). Les acompañan animales humanizados y pensantes, y también incluso objetos con sentimientos (como un colegio con vida propia).

Como he dicho, se tratan todo tipo de cuestiones: encontramos frustraciones vitales de toda clase, y miedos cotidianos, y soledad, y caracteres difíciles, y discusiones diarias, y apatía, y terror a lo desconocido, y paso a la edad adulta, y contradicciones ideológicas y morales, y recuerdos de la guerra (Schulz fue soldado en la Segunda Guerra Mundial), y líos filosóficos, y dilemas éticos, y digresiones religiosas. Eso, como poco. Porque insisto: son cincuenta años de tira. Cincuenta años para analizar.

Los personajes de Schulz son, además, una parte indisoluble del imaginario cultural colectivo no solamente de los USA, sino mundial.

En especial, Charlie Brown (llamado Carlitos en España), un niño que a pesar de ser extremadamente inseguro nunca se rinde y nunca deja de luchar, y su perro Snoopy, que en muchos momentos llegó a ser el protagonista total de la tira (y Schulz hubo de equilibrar esto sacando más a otros personajes).

También son básicos el pájaro Woodstock (llamado Emilio en España), que representa la idea de sentirse pequeño ante el mundo; la desagradable y autoritaria Lucy y su hermano Linus, un intelectual "atado" a su mantita de la seguridad; la pragmática hermana del protagonista Sally Brown; el músico Schroeder o la brutalmente directa y sencilla Peppermint Patty.

Por supuesto, hay más: cincuenta años dan para mucho. "Cochino", que siempre va con una nube de suciedad flotando a su alrededor; Franklin, que fue el primer personaje negro de la tira (que propició que racistas le enviaran cartas airadas a Schulz) o Marcia, la eterna acompañante de Peppermint Patty.

También hay caracteres que, con la evolución del cómic a lo largo de los años, fueron perdiendo su importancia y acabaron desapareciendo sin explicaciones, como Patty o Shermy, que estaban en los inicios de la tira pero que no se desarrollaron lo suficiente y que fueron eclipsados por otros, o Charlotte Braun, que era una niña todavía más gritona y brutal que Lucy y que fue eliminada de la serie por Schulz ante el odio que muchos fans le tenían.

Quedan en el tintero, y siempre lo han estado, los supuestos paralelismos entre estos personajes de "Peanuts" y personas reales de la vida del autor. 

Entre ellos, la identidad real de Charlie Brown, que se llamaba igual que un amigo suyo que, homosexual en años de profunda homofobia e intolerancia como los cuarenta o los cincuenta, se pasó media vida depresivo y alcoholizado.

También es polémica la de Lucy, con muchos elementos, al parecer, de la primera mujer de Schulz, Joyce, de carácter supuestamente brutal y dominante y de la que acabó divorciándose tras muchos años de matrimonio fallido y agrio.

Él siempre dijo que los personajes de "Peanuts" eran facetas de él mismo, que representaban ideas que tenía sobre diferentes personalidades o problemas vitales.

Schulz dibujó esta tira hasta meses antes de su muerte, el 12 de febrero del año 2000, a causa de un cáncer de colon. Solamente estuvo sin dibujar, valga la redundancia, sus dos últimos meses y pico de vida, y debido a encontrarse demasiado enfermo como para hacerlo.

Dejó la friolera de 17.000 tiras y un imperio del merchandising que, para venir de una persona sola, resulta impresionante, ya que llegó a hacerle sombra en su momento de florecimiento máximo al mismo Walt Disney.

"Peanuts" es parte de nuestra cultura para siempre. Es una delicia en todas sus épocas, y nos retrata con todas nuestras luces y sombras. Recomiendo leer el ensayo de David Michaelis "Schulz, Carlitos y Snoopy" (que comentaré aquí en estos días) para comprender mejor todo lo que implicó a todos los niveles en su día este cómic inolvidable.

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