XERXES. LA CAÍDA DE LA CASA DE DARÍO de Frank Miller y Alex Sinclair - 2018 - ("Xerxes")
Ayer, al reseñar "300", hacía referencia a la caída de Frank Miller en una decadencia como autor que creo que, por lo menos durante unos años y en bastantes de sus obras, le ha caracterizado últimamente (si es que no le sigue caracterizando todavía... Hay que estar atentos a lo que presente en el futuro).
"Xerxes", la secuela y a la vez precuela de la magistral "300", es el ejemplo perfecto de esta decadencia y de lo que supone: guiones más flojos y un dibujo que inexplicablemente ha perdido una calidad abismal.
Como he dicho, este cómic que vino justo veinte años después de su primera parte, es una secuela y también una precuela de ésta. Abarca tres momentos históricos: el pasado, el presente y el futuro. El antes y el inmediatamente después y el mucho después de la Batalla de las Termópilas.
En la primera línea temporal el protagonista es Darío I, padre de Jerjes, que lucha contra los griegos (esta vez con protagonismo principal de los atenienses) en la también mítica Batalla de Maratón. En la segunda, es el propio Jerjes, que experimenta un trauma y una transformación al ser derrotado por los mencionados griegos tras su masacre de los 300 espartanos. En la tercera, pasamos a Darío III, el último gran emperador persa de su momento, que se tiene que enfrentar nada más y nada menos que al gran Alejandro Magno.
"Xerxes" repite formato: cinco números dibujados a página doble. Por desgracia, no repite Lynn Varley al color: ahora se encarga de ello Alex Sinclair, que hace una buena labor aunque no luce por el terrible dibujo de Miller.
La secuela-precuela en cómic de "300" trata de ser una reflexión sobre el poder, sobre los imperios que se alzan y que se hunden constantemente, sobre la guerra, sobre la soberbia de los grandes hombres de estado, sobre las relaciones entre el Mundo Antiguo y nuestro mundo actual y sobre la herencia que deja el primero en Europa o en Asia.
Mientras, volvemos a tener un retrato histórico de corte evocador y algo romántico, con mucha ficción propia de Miller de por medio.
La cosa ahora al creador de "Sin City" le sale solamente regular: se pierde en muchos momentos en la pedantería, en la profundidad forzada, en la reflexión barroca. "Xerxes" es pretencioso y ambicioso, pero muchas veces está más vacío de lo que pretende y trata de suplir este vacío con grandilocuencia barata.
"300" tenía muchas ambiciones, pero en general eran a nivel estético, y en esto cumplía de sobra y con esto nos quedábamos: esta secuela-precuela quiere tocar más palos y se pierde en lo retorcido o en lo, como he dicho, simplemente pedante.
El dibujo es el otro punto que termina de hundirla. No sé qué le ha pasado a Frank Miller en los últimos años, pero su lápiz creo que ha perdido calidad, garra y potencia a unos niveles que dan bastante miedo. Una cosa es que experimente (como por ejemplo en "El contraataque del Caballero Oscuro") y otra que directamente y con todas las letras dibuje mal.
Porque "Xerxes", si bien mantiene la personalidad de Miller, está mal dibujado. Indefinición, trazo pueril, pura dejadez en algunos aspectos incluso.
Sólo hay que abrirlo desde la primera página para comprobarlo. Toda la espectacularidad preciosa de "300" se ha convertido en un batiburrillo de líneas con algunos pocos aciertos y nada más (sí, hay páginas mejores, pero son las menos y están muy lejos de las del Miller de antaño).
Es una lástima la mencionada deriva de este autor que en los ochenta y en parte de los noventa revolucionó el cómic. Creo que obras como ésta atestiguan que no está en su mejor momento ni al guión y a los lápices. Espero que cambie, porque creo que es capaz de regalarnos lo más grande.
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