CARNACKI, EL CAZAFANTASMAS de William Hope Hodgson - 1913 - ("Carnacki, the Ghost-Finder")
Thomas Carnacki, de William Hope Hodgson, maestro del terror, de la fantasía y de la ciencia ficción inglés y clara influencia de autores como H.P. Lovecraft, es uno de los detectives de lo paranormal básicos de la historia.
Entre 1910 y 1912, las revistas "The New Magazine" y "The Idler" publicaron poco a poco seis de las historias cortas de este personaje. Posteriormente, en 1913, se recopilaron todas ellas junto con tres nuevas en el tomo "Carnacki, el cazafantasmas", que es el que comento hoy.
Cómo no, las aventuras de este detective están inspiradas en las del más mítico de la historia: Sherlock Holmes. El personaje de Arthur Conan Doyle arrasaba sin cesar en Inglaterra y mucho más allá y era un referente, mal que al propio Doyle, que llegó a acabar odiándolo, le pesase.
También hay otra inspiración aquí, no obstante: la del doctor Hesselius de Joseph Thomas Sheridan Le Fanu, célebre autor irlandés que creó a este investigador de lo sobrenatural.
Al igual que es su amigo Watson el que narra la mayor parte de las historias del mencionado Holmes, es aquí un amigo de Thomas Carnacki el que narra las suyas: el propio Hodgson.
En cada cuento, el mismo Carnacki invita a cenar a su casa a cuatro amigos, uno de los cuales es el mencionado autor (llamado aquí Dodgson), y, tras esta cena, todos pasan a la sala de estar a acomodarse en sus sillones preferidos y, entre bebidas y tabaco, el detective cuenta su historia.
Una de las principales características de los métodos de Thomas Carnacki es la mezcla de ciencia y "magia". Para acabar con los fantasmas a los que se enfrenta puede echar mano tanto de su cámara de fotos o de su famoso pentagrama eléctrico (seña de identidad suya) como de las reglas del puro folclore, la leyenda o procedimientos místicos tales como rituales o lecturas de textos antiguos ficticios.
Hay algo más que hacen sus casos muy originales: algunos son reales y otros no. En unos hay claras presencias sobrenaturales que atormentan o tratan de dañar a sus clientes y en otros hay intentos de claro timo o estafa tras la aparición de turno. Quien los está leyendo, no sabrá hasta el final de qué naturaleza son.
Thomas Carnacki ha pasado a la historia por su gran carisma también. Es un, como dicen, "inglés estirado", cierto, pero también es irónico, se preocupa por sus clientes más allá del dinero o el interés por sus investigaciones y, sobre todo, pasa miedo durante sus casos.
Mientras que otros detectives, de lo sobrenatural o no, se las saben todas siempre y nunca tienen un sólo estremecimiento, aún en sus peores momentos, Carnacki cuenta a sus amigos, tranquila y humildemente, cómo en muchas ocasiones teme por su vida o pasa auténtico terror.
Es un personaje, a diferencia de por ejemplo Sherlock Holmes, que siempre se las sabe todas (o casi siempre), mucho más creíble y humano, y nos es más fácil identificarnos con él y pensar en cómo actuaríamos ante una situación similar a las que él vive en su trabajo diario.
William Hope Hogdson es también un grandísimo creador de atmósferas enrarecidas y malsanas, y enriquece sus cuentos con ellas. Las historias de su detective, casi todas, dan mal rollo de verdad, y son capaces de seguir provocando, hoy en día, estremecimientos: no todos los autores de terror de siglos pasados lo consiguen.
El tomo "Carnacki, el cazafantasmas" comienza con una presentación inmejorable: "La cosa invisible". En este cuento el detective tiene que pasar la noche solo en la capilla de una vieja mansión, donde supuestamente hay una daga que mata sola a las personas. Intriga, suspense puro y terror (con final sorprendente que será casi siempre la marca de la casa).
Mucho mejor es todavía "El portal del monstruo", una de las mejores, valga la redundancia, historias de la saga. Otra vieja casa muy antigua, un cuarto maldito y un espíritu que al parecer vive en ese cuarto que se dedica a hacer terroríficos ruidos nocturnos. Mal rollo y miedo de verdad: pero de verdad de la buena.
El tercer cuento es "La casa entre los laureles". Otra mansión abandonada, esta vez con un techo que parece maldito y del que gotea, misteriosamente, sangre. Esta historia, sin renunciar al terror, se centra más en el puro suspense (y tiene también un desenlace con sorpresa). Destacada.
"La habitación silbante" asienta el concepto que, como podéis ver, se repite bastante: el de la habitación embrujada. No obstante, Hodgson sabe darle la vuelta una vez tras otra para presentar siempre algo nuevo. En este caso, el cuarto emite silbidos. Sí, mal rollo servido de nuevo en bandeja de plata. Y el caso en sí es absolutamente espeluznante y su desenlace una explosión de acción total. De los mejores y más terroríficos.
"La búsqueda del final de la casa" cambia algo las tornas: Carnacki aquí narra uno de sus primeros retos, cuando vivía con su madre en una casa donde ocurren extraños hechos y donde cada cierto tiempo hay un persistente olor a moho. Este caso, sin renunciar al terror, se sustenta más en el suspense, y tiene varias vueltas de tuerca que pillan por sorpresa. Otro notable.
El sexto relato se llama "El caballo invisible", y echa mano en él Hodgson de nuevo del suspense. Tenemos otra casa maldita y una familia aterrorizada por algo que parece ser un caballo fantasmal al que escuchan trotar (y que al parecer también causa heridas a algunas personas). Caso retorcido, también con giros interesantes y vueltas de tuerca efectivas y potentes.
El séptimo, "El Jarvee encantado", se sumerge (nunca mejor dicho) en una de las especialidades de Hodgson: el terror marítimo. Carnacki es llamado a resolver un caso en un barco y, a lo habitual de sus historias, unimos el miedo a caer al agua o al naufragio. Otro de los mejores cuentos de la colección.
El octavo es, en cambio, casi una curiosidad. Se llama "El encuentro", es muy corto y es, prácticamente desde su inicio, uno de los relatos que deja bien claro que no parece ser, a priori, nada sobrenatural. Carnacki aquí tiene que investigar la falsificación de un libro y... Poco más. Un tentempié para conectar sus historias.
Terminan las aventuras del detective con "El cerdo", un caso en el que volvemos al puro terror y que entronca con unas de sus criaturas más temibles, criaturas que están presentes en otra de sus grandes obras: la fascinante novela "La casa en el confín de la Tierra". Angustia, podredumbre, miedo y violencia en un otro cuento magnífico y bastante más largo que el resto.
Thomas Carnacki no tuvo más aventuras más allá de éstas. No sabemos si las habría tenido, ya que, por desgracia, William Hope Hodgson murió combatiendo durante la Primera Guerra Mundial.
La fecha exacta de su fallecimiento oscila entre el 17 y el 19 de abril de 1918 y el lugar fue Ypres, en Bélgica. Quedó interrumpida una vida y una de las grandes carreras de la literatura fantástica y de terror. Sólo tenía cuarenta años.