LOS MERCENARIOS de Sylvester Stallone - 2010 - ("The Expendables")
Muchos de los que fuimos niños en los ochenta y en los noventa soñábamos con ver en una misma peli a los más famosos actores del cine de acción de ambas décadas, a nuestros ídolos de entonces.
Bruce Willis, Sylvester Stallone, Arnold Swarzenegger, Chuck Norris, Jean-Claude Van Damne o Steven Seagal e incluso, por qué no, Dolph Lundgren (que bueno, al fin y al cabo era el mítico Iván Drago de la saga "Rocky", el también mítico He-Man y aquel Punisher olvidado y cutre pero que nos hizo flipar siendo enanos) juntos en un cóctel de acción era algo que siempre habíamos ansiado tener y con lo que fantáseábamos en el patio de recreo del colegio.
Y bueno, con la saga de "Los mercenarios" (horrorosa la traducción al español, por cierto) nuestro sueño se ha hecho realidad en parte (de los mencionados sólo ha faltado por aparecer hasta ahora en la saga Seagal).
No sé qué le ocurrió a Stallone alrededor del periodo que abarca 1997 y 2006, en el que se dedicó a protagonizar bodrio tras bodrio e incluso a estrenar tristes despropósitos que salieron directamente al mercado del vídeo y el DVD.
Por suerte, el actor salió de este bache de prácticamente una década y rehabilitó con dignidad sus míticas sagas "Rocky" y "Rambo".
Y qué mejor momento el año 2010, en el que ya había vuelto a la ola y en el ya que estaba claramente de moda el pastiche-arti-retro con filmes como "Kill Bill", "Grindhouse" o "Machete", para desarrollar esta saga y meter, en un mismo filme de acción, a los mencionados Stallone, Willis, Swarzenegger y Lundgren (Norris y Van Damne se quedarían para la primera secuela) y acompañarlos además del actoralmente resucitado Mickey Rourke, de estrellas de la acción más jóvenes como Jason Statham o Jet Li, del ex-jugador de fútbol americano Terry Crews, del ex-luchador Randy Couture, de David Zayas como el malo maloso y de Eric Roberts, que hace (cómo no) del otro villano de la función. Y con este reparto bomba, se pueden imaginar que la acción está servida.
"Los mercenarios" no sería posiblemente una buena película si no fuese por sus actores y por lo que representan. Está rodada con oficio y las escenas de acción son espectaculares y más que correctas, pero la historia es simple y está muy vista: es un refrito de cosas que hemos disfrutado en miles de cintas de acción de todas las décadas, buenas y malas.
Pero eso es lo que busca Stallone por otra parte: los tópicos están servidos de manera consciente, y los homenajes y las parodias a las películas clásicas y modernas de todos sus protagonistas, y los diálogos con la chispa irónico-nostálgica, y por supuesto los buenos son muy buenos y los malos son diabólicos y hay un elogio de la amistad y la camaradería y hay muchos chistes molones y fanfarrones.
Y no falta, cómo no, la persecución desquiciada de turno, y el show de artes marciales, y la pirueta pirotécnica y el combate final testosterónico y delirante.
Eso es lo que queremos los fans del cine de acción ochentero y noventero: ver a todos estos actores que marcaron nuestras infancias y adolescencias juntos en una misma película que es consciente de lo que es; un pastiche, un pastiche pero efectivo y con gracia y bien hecho.
Yo me lo pasé teta con "Los mercenarios", y todavía me lo he pasado más teta con sus dos siguientes secuelas, aún más desquiciadas. La cuarta, por desgracia, ya metió el patón. Empezamos nueva saga en el blog.
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