sábado, 4 de diciembre de 2021

HEREJES DE DUNE. LARGA, REPETITIVA, INNECESARIA Y MUY POCO APROVECHADA

HEREJES DE DUNE de Frank Herbert - 1984 - ("Heretics of Dune")

"Herejes de Dune" llegó con bastante rapidez a su saga: "Dios Emperador de Dune" fue publicada en 1981 y esta novela en 1984. Frank Herbert siguió ampliando su universo en la que, por desgracia, es una sus peores entregas (a falta estoy de leer la última de las que él escribió personalmente, "Casa Capitular de Dune").

Esta quinta novela de la saga del planeta desértico está ya completamente agotada. Y, además, lo está en prácticamente todos los aspectos y a pesar de que, hasta la fecha, esta es la obra de la primera serie que más expande y desarrolla su universo conocido. 

El conflicto que se planteaba en la mencionada "Dios Emperador de Dune" estalla ya por fin miles de años después de la muerte del tirano Leto II: queda bien patente la necesidad de la humanidad de seguir expandiéndose por el espacio a pesar de que esto propicie conflictos y problemas, ya que el estancamiento trae la paz y la estabilidad pero no deja de ser estancamiento (y futura decadencia).

Salimos por fin del predominio del planeta Arrakis en la trama y, aunque está presente (ahora llamado simplemente Rakis), visitamos otros como Gammu, el viejo Giedi Prime que fue del dominio de los Harkonnen. 

También dos organizaciones se nos muestran desde dentro por fin en todos sus estamentos: las Bene Gesserit y los Tleilaxu. Y llega además una nueva y verdaderamente monstruosa: las Honoradas Matres, rivales de las primeras mencionadas y venidas desde la Dispersión de la humanidad de la que habló Leto II dispuestas a hacerse con el poder en el universo conocido.


"Herejes de Dune"
es, al igual que los demás libros de la saga, ambicioso. Muy ambicioso, de hecho. Aunque volvemos a la estructura habitual, sin primera persona, tras la cuarta novela, la más "experimental" de todas, Frank Herbert dispara su abanico de intereses a niveles que van aún más allá de ésta.

Se pierde bastante uno de los asuntos que había sido clave en la saga: la ecología. Todo ha evolucionado hacia otros. Sigue presente el mesianismo, el fanatismo religioso, la eugenesia o la crítica a las tiranías. No obstante, ahora entramos de lleno en una red de conspiraciones palaciegas que son todo un estudio del poder, de sus tácticas militares y en la sombra, de sus teorías, de su forma de aplicar la violencia y la coerción, de sus entresijos y, también, de sus motivaciones.

En "Herejes de Dune" no hay maniqueísmo: cada organización enfrentada busca o bien su propio beneficio o bien que triunfe su concepto de "bien" (que es el auténtico y el único válido para sus integrantes por norma general). No obstante, también se ven obligadas a buscar puntos en común ante la que posiblemente sea la peor amenaza que ha tenido la humanidad en toda la saga.

¿Qué falla en esta quinta novela de este ciclo? Desde mi punto de vista, como he dicho, casi todo. La trama, a pesar de lo prometedora que parece, es repetitiva y no tiene sorpresas. Gira sobre sí misma una y otra vez, y reitera acontecimientos y discursos a lo largo de más de quinientas páginas de paja y de hechos que podían haberse resumido o que directamente no aportan nada.

Los personajes son otro punto flaco. Si bien hay algunos interesantes como Miles Teg (el mejor que se presenta en esta entrega con mucha diferencia) el resto están desdibujados (Odrade, Taraza, Waff) o prometen mucho en sus inicios y se quedan en el tópico o en lo superficial (especialmente duele el caso de Sheeana, una heroína carismática que acaba reducida a una Bene Gesserit del montón).

Por otra parte, el único clásico que "repite", el pobre Duncan Idaho, está ya manoseado, trillado, requemado en su Día de la Marmota interminable y, en esta ocasión, y al contrario que en "Dios Emperador de Dune", no aporta nada destacado a la trama general.

Otro fallo de "Herejes de Dune" es el de la descripción y el desarrollo de su mundo. Por primera vez y como he mencionado Arrakis no es el protagonista casi absoluto de las localizaciones y, salvo Gammu, el nuevo Giedi Prime, no hay apenas profundización en otros planetas o incluso en otras organizaciones.

Esto es especialmente flagrante en el caso de la gente que ha venido de la Dispersión. Ni siquiera las Honoradas Matres tienen un desarrollo destacado: para ser las nuevas villanas absolutas de la función están descritas con pinceladas más bien gruesas.

Mientras Herbert no se implica en estos asuntos, se pierde en cambio en interminables conversaciones innecesarias llenas de diálogos pedantes y pretenciosos que dan vueltas sobre los mismos conceptos una y otra vez y que tratan de ser más profundos de lo que son. Esto pasaba ya en las otras entregas, y especialmente a partir de "Hijos de Dune" era bastante acusado.

Para colmo, el desenlace que le da a la novela es abrupto y muy incompleto. Todo acaba de un tajo, de golpe, de mala manera. Sí, es cierto que el final es abierto de forma consciente y que enlaza directamente con "Casa Capitular de Dune", pero eso no es excusa para dejar todo colgando y para ventilarse una batalla épica en tres comentarios y adiós, muy buenas.

"Herejes de Dune" me ha parecido larga, innecesaria, poco interesante, fallida y repetitiva. Siento ser tan duro, pero es que no se pueden emplear tantas páginas para tan poco contenido y para dar tantas veces las mismas vueltas sobre los mismos hechos y conceptos. En los próximos meses, leeré y comentaré la mencionada "Casa Capitular de Dune".

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