miércoles, 13 de octubre de 2021

LEGEND. EL PRIMER GRAN PATÓN DE RIDLEY SCOTT ES UNA BELLEZA VISUAL SIN SENTIDO

LEGEND de Ridley Scott - 1985 - ("Legend")

“Legend”, la cuarta y muy esperada película de Ridley Scott (que nada más y nada menos había firmado “Los Duelistas”, “Alien” y “Blade Runner”) supuso una enorme decepción y un enorme fracaso en su día tanto en las taquillas como para la crítica.

No fue, al parecer, culpa de Scott este descalabro, que sí que dejó impresa su fabulosa personalidad estética en ella, sino de la Universal, que no dejó de ponerle trabas durante y después del rodaje (la película duraba originalmente más de dos horas que se dejaron a base de malos tijeretazos en unos muy escasos 89 minutos). 

La trama de “Legend” es bien simple: el Señor de la Oscuridad (un inolvidable Tim Curry) quiere dominar el mundo y, para ello, ha de acabar con todos los unicornios, por lo que dos jóvenes humanos (unos jovencísimos Tom Cruise y Mia Sara), ayudados por las bondadosas criaturas del bosque, han de pararle los pies. 

Con tramas bien simples se han hecho grandes películas. El problema de la de “Legend” no es ser simple: es ser completamente incoherente. 

Los personajes, excelentemente caracterizados pero nada más, son planos hasta decir basta y no tienen ninguna consistencia. No se sabe por qué están donde están y, conforme la acción avanza, tampoco por qué van cambiando de escenario o por qué actúan como actúan (se distingue entre quién es del bando de los buenos y quién es del de los malos, pero poco más). 

La historia narrada avanza además a trompicones (como el montaje, muy caótico) y no está bien definida en ningún momento, mientras que los planos son poco claros (a pesar de su extremada belleza) y los diálogos, a veces muy tontorrones, no aportan casi nada a las escenas, por cierto pésimamente estructuradas (se va saltando de una a otra con una enorme brusquedad y en demasiadas ocasiones incluso el salto se hace sin nexo ninguno).

Todo esto es una verdadera lástima, ya que “Legend” es una experiencia visual única: con un toque siniestro que la aleja de la película convencional para niños, muestra dos mundos opuestos (el azul, verde y dorado del bosque y el rojo y negro del reino de la oscuridad) tremendamente sensuales (el primero en lo bucólico y el segundo en lo diabólico) y verdaderamente esplendorosos. 

Su fotografía ayuda: es, simplemente, soberbia, así como sus preciosos escenarios, su conseguidísima ambientación onírica y la caracterización de sus personajes (destaca la de Tim Curry, magistral y aterradora –sin ninguna duda, uno de los mejores demonios de la historia del cine-). 

El cuarto filme de Ridley Scott es una maravilla visual, pero nada más. Su trama, incomprensible de tan anárquica y mal planificada y desarrollada que está, lo hunde por completo. Extrañamente, tras éste, su primer batacazo, Scott comenzó a llevar una carrera irregular y en la que no dejó de alternar obras muy destacadas con otras inexplicablemente mediocres o directamente horrendas.

1 comentario:

  1. A esta película seguramente le hubiera venido bien una "edición" del director sin todos los recortes.

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