jueves, 18 de febrero de 2021

REVOLUTIONARY ROAD. ASCENSIÓN Y CAÍDA DEL AMOR EN LOS AÑOS CINCUENTA

REVOLUTIONARY ROAD de Sam Mendes - 2008 - ("Revolutionary Road")

Casi diez años después de "Titanic", Leonardo DiCaprio y Kate Winslet volvieron, irónicamente, a ser pareja cinematográfica en un filme que describe el proceso de descomposición de un matrimonio tras el desbocado flechazo inicial. 

Como ya hizo en "American Beauty", Sam Mendes retornó, tras la excelente "Jarhead", a destrozar a la clase media-alta norteamericana y a sus valores por medio del retrato de una relación que, tras unos apasionados comienzos, es aplastada por las hipocresías, la falsedad, la frialdad y el culto a la apariencia de un barrio residencial de las afueras de Connecticut y, también, por la actitud cobarde de un marido que cambia sus sueños de juventud por la comodidad y por la seguridad que le sumergirán en el hastío de por vida. 

Rodada con un estilo de aura clásica y apoyado en unas esplendorosas ambientación y fotografía (la acción transcurre en los años cincuenta del pasado siglo, aunque hace referencia a asuntos de todavía triste actualidad), "Revolutionary Road" es, desde mi punto de vista, el mejor filme de Mendes hasta la fecha, un filme en el que este director es capaz de extraer, de la cotidianeidad más estancada, un genial cuadro configurado por pequeños hechos íntimos claves que construyen el mordaz y desolador retrato de clase social a la que los protagonistas pertenecen.

Parejas abatidas en su vejez, vecinos que se intercambian en secreto sus parejas (o que lo harían con gusto -lo cual dicen en una sola mirada-), mujeres que lloran sin razón aparente y un loco del barrio que es, precisamente, el más cuerdo de todos sus habitantes (impresionante Michael Shannon, un secundario de lujo en un papel de lujo -el mejor del filme desde mi punto de vista-) dan fe del hastío, del aburrimiento y de la falta de expectativas emocionales y vitales que ha creado todo un modo de vida y, sobre todo, del hecho de que el "maravilloso" Sueño Americano ha fracasado una vez más. 

Sobra decir que DiCaprio y Winslet están geniales, especialmente la segunda, que levanta uno de los mejores papeles de toda su carrera en completa química con el que ya fue su amante en el éxito de James Cameron de 1999. 

Sam Mendes es, como Clint Eastwood, uno de los pocos cineastas modernos que desde mi punto de vista han sabido adscribirse al estilo del Hollywood clásico más serio sin perder su personalidad.

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