miércoles, 6 de enero de 2021

LA PRINCESA MONONOKE. MIYAZAKI SE COLOCA DEL TODO EN EL MAPA OCCIDENTAL

LA PRINCESA MONONOKE de Hayao Miyazaki - 1997 - ("Mononoke Hime")

A pesar de la grandísima fama de la que gozó la soberbia "Porco Rosso", fue tal vez "La Princesa Mononoke", llegada a países como España en plena fiebre del manga (en su etapa de madurez además, a finales de los años noventa, cuando el cómic en general empezó a ser reconocido como se merecía), la película que terminó de localizar en occidente (tal vez de forma algo tardía, pero es normal) a Hayao Miyazaki como el gran y reconocido maestro de la animación que es a nivel mundial. 

Volvemos a tener sus asuntos de siempre (la ecología, la defensa del medio ambiente y el férreo antibelicismo) esta vez en el marco de una Edad Media japonesa mítica poblada por seres fantásticos. 

Volvemos a tener la imaginación desbordante a nivel visual que caracteriza a su autor (con una de las galerías de monstruos y entes sobrenaturales más carismáticas de su carrera, que ya es decir), volvemos a tener unos escenarios recreados con un esplendor sin par y volvemos a tener una animación absolutamente maravillosa de un realismo, detalle y fluidez que se puede calificar como legendaria. 

Y volvemos a tener una trama original y encantadora con diálogos ejemplares en la que se enfrentan dos mundos contrapuestos: el de la naturaleza y el de los humanos que necesitan "aprovecharse" de ella por diversas razones (perfectamente extrapolable a nuestros días y al drama de la explotación del planeta por parte de agentes sin escrúpulos).

"La Princesa Mononoke" tiene una trama en la que la aventura pura, las escenas bélicas y el intimismo romántico se complementan sin fisuras y unos personajes que desprenden carisma desde el primer minuto y que despliegan dilemas universales (la integridad, el amor, la ambición, el poder, el odio, la amistad, el respeto, el hastío de un mundo injusto...) excelentemente recreados. 

Las escenas de acción y de batallas son, una vez más, puros prodigios: vibrantes, impactantes, capaces de sentar escuela tanto en la animación como en la imagen real. 

Y, como he dicho, es un filme cargado de contenido y de referencias a nuestro tiempo; el de 1997 y el de ahora, 2021. No ha perdido, tristemente, actualidad. Si alguien no ha visto otra de las grandes obras del sensei de la animación japonesa... ¿A qué está esperando?


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