EL HOBBIT de J.R.R. Tolkien - 1937 - ("The hobbit")
"El hobbit" es la primera novela publicada por J.R.R. Tolkien, y la novela con la que comienza a delinearse su riquísimo, imitado y parodiado mundo imaginario de la Tierra Media y todo su universo.
Inicialmente, esta obra surgió como un cuento que el escritor contaba a sus hijos con el objetivo de divertirles. El cuento, sin embargo, se fue ampliando a lo largo del tiempo y varios de sus amigos le indicaron que había potencial en sus páginas y que tratase de publicarlo: les hizo, por suerte, caso.
Hablar de las influencias de "El hobbit" y del mundo de Tolkien en general nos podría llevar páginas y páginas.
En resumidas cuentas puedo decir que, además de en el propio "El Silmarillion" (que estaba ya comenzado por el autor), se inspira en los escritos épicos y mitológicos nórdicos (aunque yo también veo influencias de los grecolatinos, por ejemplo) o en los cuentos de hadas clásicos.
En la creación de los hobbits, su raza más famosa, se inspiró concretamente según el mismo reconoció en la novela infantil fantástica "El maravilloso país de los snergs" de Edward Wyke-Smith. Menciono ésta porque me parece especialmente importante, pero hay más obras con nombre propio en las que Tolkien miró: desde "Beowulf" hasta los "Dichos de Fafnir" pasando por "El flautista de Hamelín".
"El hobbit" es muy diferente a "El Señor de los Anillos". Su origen de cuento claramente infantil pesa (sin que ello sea negativo lo digo, ojo), sobre su acabado final.
Está más cerca de la fábula clásica que del relato épico que posteriormente caracterizaría a Tolkien, y es también menos violento (aunque tiene algunas escenas siniestras propias del mencionado cuento de hadas que a menudo se pasan por alto).
Esta novela es, además, una "novela de formación". Bilbo Bolsón, su inolvidable protagonista, lleva una vida relajada pero mediocre y acaba enfrentándose a sus miedos, descubriendo su valía y madurando como persona independiente.
Que la fuerza no es lo único importante queda claro: Bilbo, un hobbit, salva la papeleta en más de una ocasión a sus compañeros enanos, de una raza guerrera, e incluso se erige como un hábil negociador entre éstos, los humanos y los elfos. Este tema se repetiría en "El Señor de los Anillos", donde los también hobbits Frodo y Sam quedan como la última esperanza contra Sauron.
Podemos decir que "El hobbit" es maniqueo en general: la mayoría de los personajes son buenos o malos sin demasiados grises de por medio, y la maldad está despersonalizada y canalizada en conceptos, representada, como volvería a estarlo básicamente en la mencionada "El Señor de los Anillos", en criaturas horribles y monstruosas como los trolls, los trasgos o las arañas gigantes.
Es lo que Tolkien buscaba en parte: era un hombre católico y se adivinan en sus escritos ideas conservadoras. El "Mal" es entendido como una metáfora grande, oscura, deshumanizada.
No obstante, la vida nunca es blanca o negra por completo: fue un ecologista y un antibelicista declarado, y despreció públicamente a Adolf Hitler y, también, las brutalidades que también cometieron los Aliados en la Segunda Guerra Mundial (él perdió a la mayoría de sus amigos en la Primera, lo que le dejó traumatizado de por vida).
También hay que matizar algo: no todos los personajes de la novela son estrictamente buenos y malos. Thorin Escudo de Roble tiene claroscuros: es un enano de fondo bondadoso, pero su orgullo y sobre todo su avaricia desmedida le llevan a cometer tonterías y a poner en peligro a sus amigos.
Gollum es el otro personaje que rompe esta norma: aquí ya aparecen dibujadas sus dualidades y su recuerdo de una feliz vida anterior perdida. Se desarrollará plenamente ya en "El Señor de los Anillos".
Los elfos silvanos del Bosque Negro, por otra parte, también la rompen: son soberbios y orgullosos, y se comportan con altanería y desconfianza con todos aquellos que entran en su territorio, aunque no sean una raza malvada.
"El hobbit" es también una novela ecologista. No tanto como "El Señor de los Anillos", pero lo es. El amor por la naturaleza de Tolkien se transluce en su descripción de paisajes (inspirados muchos de ellos en unas vacaciones que pasó recorriendo Suiza) y se vislumbra ya una cierta crítica a la acción destructora de los humanos sobre ellos.
Finalmente, hay que decir también que, si bien como he dicho es esencialmente un cuento más orientado a los jóvenes, "El hobbit" tiene algunos pasajes verdaderamente sombríos que a veces no son recordados como se merecen: desde las cuevas de los trasgos hasta el encuentro con el terrible dragón Smaug pasando por, sobre todo, la pesadilla por la que pasan los protagonistas en el mencionado Bosque Negro y el duelo de acertijos de Bilbo con Gollum (un capítulo verdaderamente siniestro).
"El hobbit" es una novela divertidísima, con personalidad, con un mundo perfectamente delineado y lleno de encanto, evocador y romántico. Se lee en un vuelo: es pura aventura, puro cuento del bueno, y toma las influencias mitológicas que toma pero las moderniza y las adapta y reinventa. Empezaba la leyenda de la Tierra Media.
Ha tenido varias adaptaciones cinematográficas, por cierto: la animada del estudio Rankin/Bass Productions no es perfecta pero es bastante fiel en general a la novela, y la de Peter Jackson, si bien visualmente es espectacular, metió la pata a lo bestia al querer repartir un libro más bien cortito en tres películas larguísimas.
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