miércoles, 16 de abril de 2025

SEXO, MENTIRAS Y CINTAS DE VÍDEO. EL DEBUT DE SODERBERGH QUE CAMBIÓ EL CINE INDIE

SEXO, MENTIRAS Y CINTAS DE VÍDEO de Steven Soderbergh - 1989 - ("Sex, lies and videotape")

"Sexo, mentiras y cintas de vídeo” costó un millón de dólares y recaudó veinticinco. Ni el mismo Steven Soderberg, que por entonces era un veinteañero, se imaginaba el éxito del que iba a gozar su debut. Fue una película que llegó instantáneamente al podio de los filmes de culto y que desató un gran interés por parte de muchas productoras por hacer dinero con el cine independiente, que descubrieron que podía ser rentable.

Escrita en ocho días y rodada y montada en dos meses, la cinta narra las relaciones que se dan en un corto espacio de tiempo entre cuatro personajes de distintos estratos sociales que han llegado a la treintena: dos hermanas, una desinhibida y muy liberal que disfruta del sexo sin tapujos, y otra muy reprimida, y dos viejos amigos de la infancia, el marido de la hermana reprimida (cínico, clasista, hipócrita y que la engaña) y un hombre culto y pacífico pero maniático y reservado que parece guardar un trauma sexual. 

En un estilo fresco, sencillísimo, muy sobrio y efectivo, Soderbergh teje una trama en la que sus personajes interactúan dejándose llevar por sus necesidades y problemas afectivos y, sobre todo, por sus necesidades y problemas sexuales. 

La hermana liberal se acuesta con el marido de la reprimida, mientras el amigo de este marido, con frustraciones que le impiden desarrollarse afectivamente, graba a ambas en cintas de vídeo mientras le hablan de su propia vida sexual. 

El filme se centra especialmente en el hecho de que en la historia que desarrolla todos tienen, de alguna manera u otra, un trauma o una necesidad relacionado con el mencionado sexo que les condiciona y que, en diferente grado, les domina. Hasta el protagonista aparentemente más liberal tiene algo que esconder (tal vez sólo se libre uno de ellos, si es que se libra). 

El cuadro queda completo con una cámara que toca el interior de todos los personajes, con una fotografía hermosa, con unos geniales diálogos y con un ritmo que hace que el filme se pase en un vuelo.

Algunos de los momentos de "Sexo, mentiras y cintas de vídeo" pueden resultar hoy algo anticuados, pero estamos en 1989: aunque los ochenta fue una década desenfrenada en los USA, no era habitual hablar del sexo en público de esta manera todavía y aún no se tenía la educación sexual de la que hoy gozamos.

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