PHILADELPHIA de Jonathan Demme - 1993 - ("Philadelphia")
Durante los ochenta y buena parte de los noventa, esa terrible enfermedad llamada SIDA/VIH se hizo tristemente famosa por causar grandes estragos en una gran parte de la población que, para colmo en muchos países (y en demasiados de ellos desarrollados), fue brutalmente estigmatizada por sectores conservadores, ya fuese por ser homosexual o drogadicta o simplemente por tener relaciones sexuales y/o amorosas libres. Hubo gente que llegó a decir que Dios había castigado a estos enfermos por sus pecados.
Hoy el SIDA no es lo que era, por suerte: ni está tan socialmente penado ni mata a tantas personas (y los que lo padecen han mejorado sus condiciones y su esperanza de vida de forma espectacular).
"Philadelphia", del entonces prometedor Jonathan Demme que venía de rodar "El silencio de los corderos" (después el director por desgracia no ha seguido en la senda en la que empezó), fue una película bastante revolucionaria en los USA de principios de los noventa.
No sólo era una denuncia de la persecución moral a la que eran sometidas las personas con la mencionada enfermedad, sino que era un total y absoluto alegato a favor de los derechos LGBTI y de la libertad sexual que tenía además a un protagonista gay.
Depurada, directa, sin efectismos ni moralinas baratas, "Philadelphia" era una disección de los miedos al diferente de una sociedad supuestamente moderna pero realmente rancia y cerrada sobre sus tradiciones más represivas.
Los actores que interpretan a los dos protagonistas principales son unos soberbios e inolvidables Tom Hanks y Denzel Washington. En especial el primero está para el podio de los grandes papeles de la historia del cine americano. Secundarios como Antonio Banderas (en uno de sus primeros grandes papeles en los Estados Unidos) están también fantásticos.
"Philadelphia" es una película triste, dura, cruda, sin concesiones, sobre la marginalidad y también sobre la llegada de la muerte y la enfermedad terminal, pero también está llena de comprensión y compasión: la familia y los amigos del protagonista son un oasis en una sociedad cerrada y pacata que, sin embargo, a fuerza de guantazos se va abriendo al exterior cada vez más.
A la película sí que es cierto, pienso yo por lo menos, que le falla algo la parte judicial: es un drama judicial también, valga la redundancia, y todas las escenas de juicios son algo flojas, deslabazadas y están resueltas con demasiada rapidez.
Esto se le perdona al filme sin embargo por todo lo demás: por su valentía, por su clarividencia, por anticipar el respeto a la diversidad en la cartelera comercial del año 1993 en un país que todavía hoy sigue siendo bastante cerrado de mente en muchos entornos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario