JACKIE BROWN de Quentin Tarantino - 1997 - (“Jackie Brown”)
Después de rodar las geniales “Reservoir Dogs” y “Pulp Fiction”, Quentin Tarantino rodó su única película totalmente “seria” hasta la fecha, esta en un principio vilipendiada “Jackie Brown”, una película que, a pesar de seguir contando con numerosos toques tarantinescos, no podía inscribirse plenamente en la línea de comedia negra de las dos anteriores, la línea que en su momento todos esperábamos que Tarantino mantuviese cuando la vimos.
Por eso nos decepcionó tal vez. No supimos ver que “Jackie Brown” era una película aparte, y negando que su creador pudiera tener otro estilo distinto al que ya había experimentado, la menospreciamos injustamente.
Ahora creo que habría que reivindicarla, porque es una excelente película negra. Seguimos encontrando en ella personajes estrambóticos, policías y delincuentes de poca monta a caballo entre brutales y tiernos sumergidos en conversaciones absurdas que se balancean entre lo zafio y lo hondo; seguimos encontrando un tratamiento completamente desprejuiciado de la violencia física y psíquica y muchos toques de humor negrísimo, mucha sangre y muchas armas, y también el clásico constante juego de referencias culturales que existe en todas las películas del autor.
Eso además de que “Jackie Brown” es una vez más, a pesar de tener una protagonista más o menos principal, una historia coral en donde cada personaje hace su propia pirueta.
Sin embargo, la narrativa de esta gran cinta se nos presenta en todo momento más sobria y pausada que la de “Reservoir Dogs” y “Pulp Fiction”, y también más lineal. Tarantino buscaba, tal vez, en este filme, despojarse de artificios para redondear una película negra más cercana al clasicismo que las anteriores, aunque también con sus toques de modernismo.
La estética y la banda sonora son un sentido y nostálgico homenaje al cine setentero y a la serie B, y en concreto al género del “blaixplotation”, personificado en la protagonista, una excelente y cautivadora Pam Grier a la que Tarantino, como a John Travolta en su momento, da un papel importante en aras revitalizar su carrera, entonces de capa caída.
El resto de los actores están también geniales: Samuel L. Jackson crea a uno de sus grandes personajes (injustamente olvidado el inolvidable Robbie), Robert De Niro es verdaderamente entrañable, Michael Keaton muy solvente, Bridget Fonda divertida y Robert Forster está como nunca, sobrio, comedido y destilando amor por todos sus poros (tal vez el mejor carácter del filme junto a Grier y Jackson, con los que instaura una genial trilogía de personajes interrelacionados).
La trama, que comienza como un retrato humorístico más del mundo de las mafias y de los traficantes de drogas y armas, termina resultando una mezcla entre drama y comedia redentores con un desenlace inesperadamente tierno y resuelto con un comedimiento y una madurez ejemplar. “Jackie Brown” es un filme que hay que reivindicar sin parar.
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