LA CASA DEL DRAGÓN de George R.R. Martin y Ryan Condal - 2022 - ("House of the Dragon")
"La Casa del Dragón", por lo menos en su primera temporada, me parece un ejemplo perfecto de lo que pienso que debería ser una precuela o un spin-off de una gran "serie madre": una obra que mantiene la esencia original pero que es capaz de introducir ciertas variantes que la hacen, a su vez, única.
Basada en el libro "Fuego y sangre" de George R.R. Martin, creador de la saga literaria y guionista de su adaptación a la pequeña pantalla, "La Casa del Dragón" transcurre casi 200 años antes de "Juego de Tronos" y se centra en lo que hizo más famosa, tal vez, a esta saga en sus primeras temporadas y en sus primeros libros: la intriga palaciega.
El tema central se puede intuir: la lucha por el poder y por la corona. Estamos en Desembarco del Rey, la famosa capital de Poniente (políticamente diferente en este momento), y, tras una serie de eventos y a consecuencia de ellos, estalla una guerra en las sombras por el mencionado poder auspiciada por bandos enfrentados.
"La Casa del Dragón", al contrario de "Juego de Tronos", se centra en un grupo de personajes más reducido y en unos escenarios más limitados. La situación es, a pesar de su complejidad, más clara desde un principio, y el tablero es más acotado.
No obstante, seguimos teniendo lo que hizo famosa a la mencionada saga principal: un retrato geopolítico de una Edad Media fantástica muy cercano en realidad a nuestro mundo e incluso a nuestra época. La ambición, la perfidia, la crueldad, la rivalidad, el odio, el amor, el sexo, los bailes de intereses, la hipocresía, los tejemanejes de todo tipo y los eventos personales que pueden desatar y condicionar una guerra entera están aquí perfectamente retratados.
"La Casa del Dragón" es, como lo fue "Juego de tronos", pura política, y dibujada de forma irónica y exquisita y, también, sin ningún tipo de concesiones, y en este aspecto recalco que esto se lleva de forma estricta: aquí no hay malos y buenos, ni personajes como Jon Nieve, Brienne de Tarh o Sam Tarly, que son bondadosos o heroicos y que aligeran la brutalidad de los que les rodean.
En esta serie precuela todos, absolutamente todos los personajes, son puro gris. Los hay malévolos y sanguinarios, por supuesto, e igualmente los hay con mejor fondo, pero en general prácticamente todos son, como he dicho, grises en sus comportamientos e idiosincracias: pueden ser tan oscuros como carismáticos, tan magnánimos como retorcidos, tan dignos de terror como de compasión (y además, el plantel de actores y de actrices está absolutamente impresionante: todos y todas tienen un momento en el que brillan y truenan).
El tono acompaña: se trata de una serie oscura que deja escapar esta oscuridad por todos sus poros. Imperan los interiores fríos, los ambientes sombríos, los días de lluvia, los amaneceres turbios, y también una violencia que a veces roza el gore.
Hay momentos en esta primera temporada de la serie que llegan a ser verdaderamente desagradables y malsanos, y además no hay, como he señalado, un contrapeso heroico para ello.
"La Casa del Dragón" empieza muy bien: de forma personal pero férreamente atada a su saga, ofreciendo algo novedoso y a la vez reconocible y con una factura técnica preciosa e ideal. Mucha expectación con lo que está por venir en sus siguientes temporadas.
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