jueves, 21 de abril de 2022

CANINO. UN TORTAZO SIN CONCESIONES Y POLÍTICAMENTE INCORRECTÍSIMO

CANINO de Yorgos Lanthimos - 2009 - ("Kynodontas")

Yorgos Lanthimos me parece un director irregular, aunque tenga en su haber algunas películas absolutamente magistrales. Una de ellas, la mejor de su filmografía hasta este momento, es "Canino", su tercera obra. 

"Kinetta" era un experimento arriesgado pero totalmente fallido, aunque ya sentaba las bases de lo que iba a ser el cine posterior de este autor griego que ha dado las campanadas en los últimos años. 

"Canino" es una gran metáfora abierta a montones de lecturas, como tantas otras de sus obras. Creo que es mejor saber poco de ella antes de afrontarla. Sí decir que se trata la historia de una familia muy especial, una familia que sirve a Lanthimos para explorar cientos de asuntos, desde la propia familia y sus lados oscuros hasta las tiranías sustentadas en la ignorancia y el engaño, el terror a la libertad, el control de las personas, el uso del sexo como elemento de dicho control, la reestructuración falsa de la realidad, la creación de culturas artificiales o bastardeadas, la violencia o el tema del extraño que llega a perturbar la tranquilidad de los "prisioneros" (que en este caso me recuerda ligeramente, con sus diferencias, a "Teorema" de Pier Paolo Pasolini). 

Es, además, una parábola llena de simbolismos sobre la educación que nos enseña que la educación, valga la redundancia, en primera instancia lo es todo en cualquier sociedad. Y también sobre el amor mal entendido, sobre la posesión enfermiza, sobre el miedo al mundo exterior. 

"Canino" es una comedia negra, muy negra, pero también un drama de los duros y casi una película de terror inclasificable. La mezcla de géneros es totalmente explosiva y descoloca sin cesar.

Yorgos Lanthimos juega sin parar a repugnar al espectador, a sorprenderle sin descanso, a ser cada vez más desagradable, a romperle los esquemas una y otra vez, a aterrorizarle incluso con algunas escenas que se quedan grabadas para siempre en la retina. 

No es políticamente incorrecto: es políticamente incorrectísimo. No hace concesiones a nada ni a nadie. Y todo en un ambiente feísta, cutre, de cotidianeidad enrarecida y extraña. 

Con esta estúpida epidemia de gente ofendida por todo y de autocensura que estamos teniendo gracias a que las redes sociales han creado un ejército de "pieles finas" de toda creencia y tendencia política a los que todo les indigna, es una lástima que este filme se haya estrenado en 2009. Hoy, habría roto todavía más moldes. 

Yorgos Lanthimos se confirma como gran promesa con esta maravilla del desasosiego y el horror inteligente y transgresor. Imprescindible y, de lejos, su mejor película.

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