miércoles, 19 de agosto de 2020

WATCHMEN. UNA SERIE REDONDA QUE INNOVA MIENTRAS RESPETA SU LEGADO

WATCHMEN de Damon Lindelof - 2019 - ("Watchmen")

Con la serie de "Watchmen" nos encontramos con una comprensible polémica. También, con una serie, valga la redundancia, llena de calidad. Y de calidad con mayúsculas.

Sabemos ya que Alan Moore, el creador junto a Dave Gibbons del imprescindible cómic que esta serie continúa, no está de acuerdo con las adaptaciones que se hacen de sus obras. La historia es larga y conocida. La integridad artística de Moore, también. 

No voy a entrar a discutir todo este asunto que lleva años en la parrilla: es largo, tedioso, complicado de analizar, y entran en él numerosas variables ideológicas y artísticas. Da para debate, y para debate de los largos (es al final el eterno dilema del arte y el mercantilismo o los posibles puntos intermedios que puede haber entre ambos).

Sí que voy a decir de nuevo que esta creación de Damon Lindelof me parece una obra fantástica. Independientemente de su contexto de producción.

"Watchmen", la serie de HBO, retoma los eventos del cómic de Moore y Gibbons (no de la película de Zack Snyder, ojo) para traernos, tres décadas y media después de estos eventos, una historia completamente nueva que bebe de ellos pero que sabe encontrar perfectamente su propio camino.

Ya no estamos en los años ochenta ni en los últimos coletazos de la Guerra Fría. Los superhéroes han cambiado en los USA, y la policía también, y los villanos, y también todo el planeta. Estamos en la era de Internet, de una tecnología todavía más desbocada que la de entonces y de la resurrección de ideologías de corte totalitario y violento de todo pelaje.

No quiero decir demasiado de esta serie porque corro el riesgo de destrozarla a quien me esté leyendo y porque creo que, una vez disfrutado el cómic, es prácticamente imprescindible enfrentarse a ella sabiendo lo mínimo (o nada) de su trama.

Voy a alabar su calidad, y poco más. Porque la tiene, y es mucha, mucha, muchísima. Le pese a quien le pese y nade en el contexto en el que nade.

"Watchmen" tiene una sola temporada de nueve capítulos. Cerrada. A cal y canto además. Con todo explicado, con todo perfectamente ensamblado, con todo desarrollado con coherencia. Ni siquiera llega a los diez episodios, al número par al que muchas otras series llegan: con nueve es suficiente, y con nueve nos quedamos.

La trama está llevada con ritmo, y vuelve a los temas del cómic añadiendo o desarrollando más otros como el racismo, la homofobia, la corrupción policial. Vuelven personajes míticos, y lo hacen con lógica y sin efectismos, mientras que los nuevos son bombas de carisma y los complementan perfectamente. 

Todo está medido, todo está cortado con bisturí. No falta nada y no sobra nada. Pone Lindelof un pie en el pasado y otro en el presente y hasta otro en el futuro. Lo que hace lo hace con cariño, con verdadera admiración por la esencia de la obra de Moore y Gibbons. No sé qué pensarán ellos, pero lo cierto es que se nota que adora su trabajo.

La ambientación es acertadísima y encantadora, el reparto está absolutamente genial (todos y todas brillan), el argumento fluye sin fisuras y sin perder el interés en ningún momento y cada capítulo deja con ganas de poner en seguida el siguiente.

"Watchmen", la serie de HBO, me parece una de las joyas no sólo del pasado año, sino de la década. Una serie sentida, coherente, que no trata de dar gato por liebre, que se toma su tiempo justo sin estirarse como un chicle, que toma un legado y lo enriquece sin faltar a su origen. La recomiendo cien por cien. Absolutamente sí.

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