BUSCANDO A DORY de Andrew Stanton y Angus MacLane - 2016 - ("Finding Dory")
"Buscando a Dory", la secuela de la inolvidable "Buscando a Nemo", nos devolvió en 2016 lo mejor del estudio de animación de Pixar después de una película floja como fue "El viaje de Arlo" (que comentaré cuando llegue el momento).
Y volvió a conseguir, una vez más, ese maravilloso punto justo entre filme para niños (para niños serios e inteligentes) y filme para adultos (adultos serios e inteligentes también).
Es increíble que Pixar, en casi cada película, sepa transmitir el mismo mensaje con distintas y leves variantes (la importancia de la familia unida en nuestras vidas) sin caer en la ñoñería, en la palabrería barata, en la demagogia o en la apología a priori esperable del Sueño Americano.
Sí, otra vez tenemos este asunto como tema central de "Buscando a Dory", pero está expuesto con limpieza, madurez impecable y gran lucidez.
Ahora toca pues eso mismo; buscar a Dory, el personaje más hilarante de la saga, y ya por fin profundizamos en su historia y en su pasado.
Tenemos aventuras frenéticas, un humor divertidísimo e inteligente, espacio para crítica ecológica y drama perfectamente desplegado y llevado, escenas de acción fantásticas e imaginativas, gags memorables, personajes henchidos de carisma (todos, tanto los viejos como los debutantes) y momentos dramáticos contenidos, delicados, emotivos, magníficos (es maravilloso el prólogo de la película).
El gran Andrew Stanton, uno de los grandes valores de la compañía, vuelve a su saga estrella lleno de fuerza y de ganas de hacer algo bueno y fresco, y lo vuelve a lograr. Le ayuda el co-director Angus McLane.
Algo hay especial además en "Buscando a Dory": su mensaje a favor de la familia está ahí, pero lo amplia a la amistad: los amigos también son familia, como se afirma durante el metraje, y es una idea moderna (y más en los USA) y alejada de los tópicos de siempre que cada vez se abre más camino tanto entre nuestra sociedad como en los nuevos filmes comerciales (sin ir más lejos, es incluso el tema central de una saga tan "mainstream" como es la de "The Fast and The Furious").
Y volvió a conseguir, una vez más, ese maravilloso punto justo entre filme para niños (para niños serios e inteligentes) y filme para adultos (adultos serios e inteligentes también).
Es increíble que Pixar, en casi cada película, sepa transmitir el mismo mensaje con distintas y leves variantes (la importancia de la familia unida en nuestras vidas) sin caer en la ñoñería, en la palabrería barata, en la demagogia o en la apología a priori esperable del Sueño Americano.
Sí, otra vez tenemos este asunto como tema central de "Buscando a Dory", pero está expuesto con limpieza, madurez impecable y gran lucidez.
Ahora toca pues eso mismo; buscar a Dory, el personaje más hilarante de la saga, y ya por fin profundizamos en su historia y en su pasado.
Tenemos aventuras frenéticas, un humor divertidísimo e inteligente, espacio para crítica ecológica y drama perfectamente desplegado y llevado, escenas de acción fantásticas e imaginativas, gags memorables, personajes henchidos de carisma (todos, tanto los viejos como los debutantes) y momentos dramáticos contenidos, delicados, emotivos, magníficos (es maravilloso el prólogo de la película).
El gran Andrew Stanton, uno de los grandes valores de la compañía, vuelve a su saga estrella lleno de fuerza y de ganas de hacer algo bueno y fresco, y lo vuelve a lograr. Le ayuda el co-director Angus McLane.
Algo hay especial además en "Buscando a Dory": su mensaje a favor de la familia está ahí, pero lo amplia a la amistad: los amigos también son familia, como se afirma durante el metraje, y es una idea moderna (y más en los USA) y alejada de los tópicos de siempre que cada vez se abre más camino tanto entre nuestra sociedad como en los nuevos filmes comerciales (sin ir más lejos, es incluso el tema central de una saga tan "mainstream" como es la de "The Fast and The Furious").
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