SHREK. FELICES PARA SIEMPRE de Mike Mitchell - 2010 - ("Shrek Forever After")
"Shrek. Felices para siempre" es la confirmación total de la completa decadencia de esta saga que empezó siendo medianamente incorrecta en lo político y que ha terminado, por lo menos hasta este justo momento (sin contar la recién estrenada segunda aventura del Gato con Botas, que es excelente, eso sí), como un vehículo más de propaganda del Sueño Americano.
Esta cuarta película de las aventuras de Shrek, dirigida ahora por Mike Mitchell, es de repente un completo panfleto a favor del sentar la cabeza y de la vida familiar. Así como lo oyen.
Inspirada ligeramente en las premisas requetemanidas de "Cuento de Navidad" de Charles Dickens o de "¡Qué bello es vivir!" de Frank Capra, nos presenta a un Shrek harto de su existencia como padre estresado y sin tiempo para nada que hace un pacto con el embaucador Rumpelstillskin, el nuevo villano de la función, uno de los personajes de cuento menos famosos de los recopilados por los hermanos Grimm, en el que cambia todo esto por una existencia en libertad que le lleva a un mundo en el que él nunca existió y que marcha fatal. La moralina echa un tufazo que apesta. Y para colmo, el resto simplemente ya no tira.
El humor está agotado (no me reí ni una sola y triste vez), los personajes están agotados (ya son todos cansinos en sus mismos roles de siempre), los villanos son muy cutres (carisma cero comparados con Lord Farquaard, el Hada Madrina o el Príncipe Encantador), los secundarios nuevos son sosos (un ejército de ogros lleno de topicazos) y faltan muchos de los caracteres de la anterior entrega (¿Dónde está el Rey Arturo, que tan buena relación desarrolló con Shrek? ¿Dónde están las desternillantes princesas?).
Eso amén de que se viaja al pasado y han desaparecido otros tantos mil personajes de las anteriores entregas por arte de magia (el guión es verdaderamente pésimo y chapucero).
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