THE LEFTOVERS de Damon Lindelof y Tom Perrotta - De 2014 a 2017 - ("The Leftovers")
Vaya por delante, ante todo, que me gusta en general la obra de Damon Lindelof. Vaya también por delante que no he leído la novela en la que se basa la serie que hoy comento, de Tom Perrotta. Y vaya también por delante que "The Leftovers" me ha subyugado... Hasta su desenlace.
De hecho, afirmo y siempre afirmaré que las dos primeras temporadas de esta producción me parecen dos obras maestras absolutas, redondas, impactantes y originalísimas.
Sin embargo, y con todo el dolor de mi corazón, tengo que decir que la tercera me resulta mucho más floja y que el final, por muy bonito que sea (que lo es), me resulta un completo timo.
Aviso a navegantes: no voy a hacer spoilers, pero hay cosas que no puedo obviar en esta crítica y que puede que se acerquen a los mencionados spoilers. Si no has visto la serie, te invito a parar de leer aquí y te invito a verla a pesar de todo, porque merece la pena como conjunto.
"The Leftovers" funciona en todo momento a dos niveles. Primeramente, es un estudio de cómo reacciona el ser humano ante una pérdida traumática y ante una brutal catástrofe colectiva. Este nivel es el nivel emocional, el de los personajes y el de los sentimientos. Lo podemos extrapolar a nuestras propias vidas: todos perdemos a alguien alguna vez, ya sea por muerte, ya sea por desencuentro, ya sea por ruptura amorosa o amistosa.
Este nivel funciona a la perfección en la trama. Lindelof es un genial creador de seres perdidos (y Perrotta, a juzgar por su papel en este aspecto, también). Además, esta debacle emocional se traslada al retrato social, que es tremendamente lúcido: tanto, que duele.
"The Leftovers" dibuja conductas individuales y colectivas que hemos visto, desde otro ángulo por supuesto pero desde un ángulo al fin y al cabo cercano, en crisis como la económica global de 2008 a 2015 (la llamada Gran Recesión) o la actual crisis sanitaria que estamos viviendo (ya encauzada a su desenlace pero en una recta final de vacunación lenta que se está haciendo eterna).
La depresión individual y colectiva, las actitudes derrotistas o venenosas, la violencia a punto de estallar, el fanatismo y la soberbia moral de los fanáticos, el clasismo de los que se creen especiales, el terror a que los demás nos roben nuestros privilegios... Todo esto lo hemos visto de sobra últimamente y "The Leftovers" lo clava. Lo clava. Amén de, como he dicho, unos personajes redondos, llenos de claroscuros, muertos de miedo y perfectamente reconocibles.
Hasta aquí, esta serie es una joya. Es una de las pinturas más geniales de la humanidad en crisis que he tenido el gusto de saborear.
Vamos ahora a lo malo: la segunda lectura, la de la ciencia ficción y la de la trama articulada como trama sujeta a reglas realistas. "The Leftovers", desde el principio, nos va dejando pistas sobre la catástrofe que ha destrozado al planeta. Muchas pistas. Muchísimas. Y, aunque no promete soluciones, tampoco se asienta en la fábula o en la alegoría. No, nunca lo hace.
Damon Lindelof deja interrogantes sin cesar, y esos interrogantes no son simples simbolismos: son hechos claros y clave que construyen un mundo donde ya se están tomando medias y realizando estudios y proyectos para dar solución a la mencionada catástrofe que lo ha asolado.
No estamos ante una película de David Lynch o de Luis Buñuel, donde las reglas surrealistas quedan transparentes desde un principio. Tampoco estamos en una fábula de José Saramago, donde el carácter alegórico queda establecido desde las primeras paginas. No: estamos en una serie con desarrollo realista, con un cuerpo de ciencia ficción importante y básico que... Se queda en casi nada.
La tercera temporada de "The Leftovers" es decepcionante. ¿Por qué? Porque, de repente, deja de lado prácticamente en su totalidad la segunda lectura y experimenta un giro radical de exclusividad hacia la primera. Damon Lindelof sigue lanzando preguntas y enigmas (que no piensa responder ni resolver) y los capítulos se vuelven cada vez más crípticos y simbólicos y, cada vez más, lo emocional se va comiendo a la trama general y llega un momento en el que solamente valen ya los personajes y sus historias. Lo siento, pero esto es trampa.
Crear todo un mundo, ampliarlo, darle trasfondo y contexto, y después reducir todo ese mundo a lo emocional y a lo personal es cutre. Arrojar mil incógnitas sabiendo perfectamente que no se piensan resolver es cutre. Y justificar todo esto con el cuento barato de que el objetivo inicial era explorar a los protagonistas y sus reacciones ante el trauma y olvidar totalmente todo lo demás es cutre, cutre, cutre.
El final de "The Leftovers" es precioso. De los de derramar lágrimas. Sí. ¿Y el resto? ¿Y todas las tramas orientadas a buscar la posible respuesta de lo que ha ocurrido? Porque no es que no las haya: las hay, y son bastantes. ¿Que resulta que eran alegóricas al final? Eso que se lo cuenten a otro: a mí no me vale.
Por otra parte, tengo que señalar también que Lindelof se olvida, para colmo, de la mitad de los personajes en su desenlace. "The Lelftovers" se plantea, desde su inicio, como una serie de protagonista colectivo, y acaba recudida a dos de ellos. Muchas tramas sin cerrar. Demasiadas.
¿Merece la pena a pesar de todo esta serie? Desde luego que sí. Insisto: las dos primeras temporadas son magistrales y me han hecho vivir sensaciones inolvidables.
Eso aparte de que el plantel de actores y actrices es absolutamente soberbio y de que la banda sonora pone los pelos de punta.
La lástima es que no sepan por dónde tirar tras estas dos temporadas, tras tanto buen hacer, tras tanto cuidar todos los elementos de la producción, y nos lancen de repente una chapuza a la cara.
"The Leftovers" es un viaje apasionante a través de territorios ignotos y salvajes, sugerentes y llenos de aventuras, que termina de golpe en una playa masificada llena de hoteles casposos y de turistas borrachos destrozándolo todo. Una verdadera pena.
Aunque personalmennte el final si que me gusto, es verdad que la tercera temporada se olvida completamente de muchos personajes que habian sido protagonistas. Te diria que puede que haya sido porque fue cancelada o algo por el estilo, pero Lindelof desde el principio tenia claro que eran 3 temporadas. Nose, sigo creyendo que dos capitulos mas, para rematar almenos esas subtramas, o un capitulo para que todos los personajes tuvieran un final, no habría hecho daño. Igualmente una gran serie, con una 2 temporada que me parece de lo mejor hecho en TV
ResponderEliminarJosé, soy @millo44 Seba 2.o de Twitter.
ResponderEliminarEscribí hace un rato el comentario, pero algo pasó y se me borró totalmente al enviarlo. Ojo que podés estar teniendo un tema con tu website. Voy a intentar repetirlo.
Leí atentamente tu review/crítica y me parece estupenda.
Al margen de esto me gustaría agregar un par de aristas a las cuestiones que expones que seguramente pueden ser positivas.
Siempre hablando desde la generalidad, no de vos.
El ver series tipo maratón y “vivirlas” semana a semana es MUY diferente. Cuando maratoneas, en general, te ves 5 o 6 y después paras, seguís tu vida y a los pocos días seguís.
Cuando las vivís, tenes toda una semana tu cabeza pensando que pasará, ¿cómo va a reaccionar fulano? ¿Qué pasará cuando sultano le responda a perengano? ¿Me explico?
Es distino. Se vive distinto. Por tanto, llega distinto.
Lost, 24 hs fueron series tremendas que te tenían en un hilo semanalmente.
The Leftovers me pareció un producto narrativo con inmensas coincidencias de intención por parte de Lindelof a como había pensado otrora con Lost (bajo el ala de Abrahms, claro).
Mientras en Lost, los tiempos son, como los hechos, confusos, donde no se sabe donde está el pasado, el presente y el futuro (y todo se va dilucidando conforme el tiempo de exposición avanza), los tiempos de The Leftovers son presentes. Es aquí y ahora y deriva a un futuro real/distópico.
En ambas series, hay personajes que presentan su vida distorsionada y confusa y la narración va llevando a que el espectador vaya recomponiendo la visión que tiene sobre los mismos (y arme su propia aventura mental del mismo, digamos).
Mientras en Lost se apela a los flashbacks para re-armar para el espectador la imagen de un personaje totalmente obnubilado y confundido como Jack, en The Leftovers, aun como en Lost con la intención de confundir con los hechos persé, (porque hay intención de confundir), hay personajes, que para mostrar cómo está su vida y como se va distorsionando la misma, en lugar de flashbacks, apela a las intenciones reales impulsadas por agentes externos(alucinaciones por drogas, imágenes ganas por depresiones internas extremas) y los resultados llevan en algún punto a recordar a Twin Peeks o Silent Hill, por ejemplo.
Lindelof quiso hacer algo parecido que lo que hizo con Abrams en Lost.
Los personajes, desde la tercer temporada van entrando en terrenos sinuosos, donde los problemas: la depresión, el desequilibrio, las confusiones, los quiebres , van dejando lugar a las soluciones: la calma, los cambios, el pasar por pesadillas mentales y sobrevivir, y fundamentalmente dos cosas.
Hay personajes(comparto)que se pierden totalmente en la intrascendencia cuando se le podría haber sacado un mejor jugo y hay otros que toda su confusión empieza a desvanecerse al entrar en el terreno del arrepentimiento, del perdón, del amor, del dejar pasar.
Ejemplo clave cuando la mujer del policía la vemos como un acuanauta profesional zambulléndose, clara intención de “me meto en mi mundo, sigo mi vida y aquí no ha pasado nada”.
Este tipo de aristas de personajes son lo que nos permiten ir adivinando el tenor del final
Estoy totalmente de acuerdo con vos en que Lindelof nos hace trampa llevándonos al happy end distópico al final, después de jugar durante temporadas enteras con cosas que nos quiebran las neuronas y nos es muy difícil asimilar, sin embargo, creo que se equivocó en la intención y le salió bastante bien.
En Lost y en The Leftovers se busca básicamente ese final.
Mientras en Lost todo es perdonado, es divino y lo que pasó pasó, en The Leftovers prevalece “El amor en los tiempos de locura”, aún en un presente-futuro distópico pero REAL, parafraseando el título del libro de García Márquez.
En definitiva, el Amor prevalece aun cuando el futuro que nos rodea y que será peor que el que estamos viviendo amenaza con destruir nuestro modo de vida, el como somos y como vivivimos.
El amor prevalece.