LA ISLA DEL TESORO de Robert Louis Stevenson - 1883 - ("Treasure Island")
El escocés Robert Louis Stevenson es uno de los autores de su tiempo que más novelas clásicas de todo tipo de género reúnen en su bibliografía (y también fue, tras su muerte, uno de los primeros grandes reyes de la adaptación cinematográfica).
No solamente la que hoy comentamos, "La isla del tesoro", ha pasado a los anales: ahí queda "Secuestrado", "La flecha negra" o la mítica "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde". Aventuras, historia, terror, piratas... La variedad está servida.
Es famoso por haber escrito, en tiempos de naturalismo y de novela psicológica, historias de acción en las que los personajes quedaban definidos por sus acciones, valga la redundancia.
Murió en 1894 con solamente 44 años. Toda su vida tuvo una salud extremadamente delicada y, además, su amor por el alcohol no le ayudó a preservar la poca que tenía.
"La isla del tesoro" fue la primera novela de Robert Louis Stevenson y, como tantas de la época, fue publicada por entregas. Lo hizo en la revista "Young Folks" entre 1881 y 1882 y su recibimiento en estas páginas fue bastante tibio.
Sin embargo, cuando al año siguiente de su finalización, 1883, fue publicada en formato de libro, empezó a tener un éxito inesperado que la llevó con rapidez a la popularidad.
El autor se inspiró en las historias y en el estilo de Daniel Defoe, de Edgar Allan Poe y, sobre todo, de Washington Irving y creó una obra original, llena de acción, en un estilo sobrio y elegante que captaba los ambientes perfectamente con descripciones limpias y llenas de detalles.
En "La isla del tesoro", que se bebe casi en una sentada (lo juro, aunque suene a tópico) tenemos aventuras, peligros, misterios, un poco de intriga, giros argumentales constantes con sorpresas incesantes y un plantel de personajes absolutamente inolvidable (basados muchos en personajes reales que participaron en algunos hechos reales).
Es mítico el gran John Silver "El Largo" (inspirado en el escritor William Ernest Henley, amigo de Stevenson), que todavía es imitado y parodiado y que instauró la figura romántica y a la vez terrorífica del pirata de porte clásico que se ha quedado en el imaginario colectivo.
Sin embargo, el protagonista, Jim Hawkins, es otro personaje que se queda para siempre en el corazón del lector, al igual que el resto de la tripulación, malvada y bondadosa, de mar y de tierra, que conforma el plantel de caracteres.
Es sorprendente también, no obstante, la capacidad de Stevenson para crear a otro ser mítico, el Capitán Flint, que sin estar realmente presente tiene una alargadísima y estremecedora sombra que condiciona toda la trama.
También lo es el retrato creíble y fidedigno, según fuentes de la época, que realizó de los piratas y de los paisajes marítimos y tropicales. Stevenson, nieto e hijo de ingenieros de faros, había viajado muchísimo en barco desde su infancia.
"La isla del tesoro" es, como corresponde a tantas obras de su tiempo, una novela clasista y machista. Siempre remarco que es bello e interesante conocer a través de los libros cómo la sociedad ha cambiado para bien.
Estamos en Inglaterra en 1881 y 1882, y el clasismo campa a sus anchas en un retrato de personajes que, si bien es extremadamente carismático, también es extremadamente maniqueo.
Los marineros "oficiales", los compañeros del protagonista, son buenos y honorables y no tienen un solo defecto, y lo son además simplemente por pertenecer a clases altas y acomodadas, con estudios, con dinero o con posiciones sociales respetables.
Los piratas, sin embargo, son bribones de la peor calaña: malvados, crueles, sanguinarios, sucios, traicioneros, sin moral ninguna. Esto ocurre además porque no son cristianos: ha sido propio muchas veces en otras épocas el retratar a villanos que lo son porque no creen en Dios o porque se burlan de la religión.
También el papel de la mujer en "La isla del tesoro" es prácticamente nulo. No hay apenas personajes femeninos, y los pocos que hay sólo sirven para asustarse, para desvanecerse y para incordiar la labor de los protagonistas masculinos, que tienen que protegerlas una vez tras otra o apartarlas de sus misiones.
Repito: estamos en 1881 y en 1882. Y, sin embargo, y a pesar de todo esto, Stevenson lanza en su obra un mensaje moral crítico con la ambición desmedida, con la avaricia y con la búsqueda constante del dinero y de los beneficios.
La vida es compleja: la Literatura también. "La isla del tesoro" es un clásico imperecedero que todavía sigue inspirando adaptaciones en todo tipo de medios ajenos al de las letras escritas. Y lo que queda. Stevenson creó una obra inmortal de la historia de las aventuras.
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