sábado, 12 de diciembre de 2020

DEADWOOD: LA PELÍCULA. PUEDE QUE NO SEA PERFECTA, PERO CIERRA LA SERIE

DEADWOOD: LA PELÍCULA de Daniel Minahan - 2019 - ("Deadwood: The Movie")

Hay cancelaciones de series justas y hay cancelaciones de series injustas y hasta muy injustas. Una de las más, pienso, fue la de "Deadwood", que en 2006 se quedó cortada de un tajo en medio de una de sus tramas más interesantes y con todo, absolutamente todo, argumentalmente abierto y desparramado.

Fue indignante. Fue tristísimo. Porque "Deadwood" es una de las más grandes obras maestras de las producciones de la pequeña pantalla: un western histórico espectacular, delicioso, sesudo, impresionante en todos los aspectos (aquí, en esta misma etiqueta, tenéis mi crítica).

Trece años después, tuvimos una película que la cerró, eso sí. Bueno, menos da una piedra. No es lo ideal, vale, pero por lo menos no se ha quedado todo abierto y se le ha dado un final digno a la trama.

"Deadwood: La película", dirigida por Daniel Minahan, un habitual de numerosas series, reúne a la mayor parte del reparto original de "Deadwood" (a quienes estaban en el momento de su cancelación) para tratar de crear una conclusión para su aventura colectiva.

En mi opinión, acierta. Lo ideal habría sido no haberla cerrado o haber vuelto con una nueva temporada, porque esta serie es muy compleja y poliédrica y en los 110 minutos que dura un largometraje no da tiempo de clausurar todo con tranquilidad y meticulosidad. No obstante, como he dicho antes, menos da una piedra.


"Deadwood: La película"
es un emotivo homenaje a su serie en forma de reunión (diez años después en el tiempo de la narración) en la que los pobladores de este pueblo de pioneros vuelven a verse las caras para enfrentarse a su gran amenaza. Vuelven las rivalidades, vuelven las alianzas, vuelven las traiciones y vuelven también los sentimientos.

Minahan estructura, en el poco tiempo que tiene, una trama muy bien economizada que sabe atar todos los cabos básicos que quedaron desatados y que sabe establecer nuevas relaciones entre sus personajes afectadas ahora por el paso de los años.

Volvemos a ver a los pobladores de Deadwood y su plantel de actores y actrices vuelve a estar en total estado de gracia: son lo mejor, sin duda, de la película, y eran prácticamente lo mejor de la serie (y la serie tenía montones y montones de cosas fantásticas).

La historia vuelve a retratar ese mundo crepuscular, ya todavía más crepuscular, en el que el viejo salvajismo de la pistola y el cuchillo es sustituido por el nuevo salvajismo del politiqueo y de los papeles. Ahora, el antiguo oeste está más acabado que nunca. Pero todavía perviven muchas de sus reglas, aunque sea en las trastiendas.

Los diálogos vuelven a ser deliciosos, los giros de guión son esperables pero lógicos, y hay algunas despedidas que ponen los pelos de punta. La ambientación, por supuesto, es de nuevo una preciosidad del realismo.

"Deadwood: La película" puede ser insuficiente y puede haber llegado también algo tarde, pero a mí por lo menos me alegra mucho que la hayamos podido tener. Muchas series grandes canceladas necesitarían una conclusión así: qué menos.

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