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miércoles, 7 de octubre de 2020

LA ESTACIÓN DE LAS LUCES. TERROR SURREALISTA DE SABOR MADRILEÑO

LA ESTACIÓN DE LAS LUCES de Toni Ramos - 2020 - ("La estación de las luces") 

Aunque "La estación de las luces" es su primera novela, Toni Ramos tiene ya una dilatada carrera en el mundo del arte y, concretamente, en el de la música: es guitarrista del mítico grupo de pop-rock La Caja de Pandora.

Ramos tiene también como su otra gran pasión los libros e, igualmente, cosa que se deja entrever claramente en esta obra, la historia y el mundo ferroviario.

"La estación de las luces" es una novela de terror que bebe de la mejor tradición de Richard Matheson o de su "discípulo" Stephen King: del horror que irrumpe de golpe en la cotidianeidad. Los homenajes están ahí, pero también el toque personal del autor.

Como escenario principal tenemos el metro de Madrid durante los años sesenta y, como una protagonista más, a la mítica estación de Chamberí, que fue cerrada en 1966 ante la imposibilidad de ser sometida a una ampliación que diese cabida a los nuevos trenes de mayor capacidad con los que se iba a ampliar el servicio.

Esta estación, situada debajo de la Plaza de Chamberí y entre las estaciones de Bilbao e Iglesia, fue convertida en un museo en 2008, y todavía sigue generando leyendas e historias de todo tipo.

"La estación de las luces" habla de luces, como su nombre indica: de luces cálidas y de luces amenazantes. El protagonista es un trabajador de mantenimiento del metro que, con un brutal trauma a sus espaldas, empieza a descubrir que cosas extrañas ocurren en este lugar clausurado por el que, sin embargo, él y sus compañeros tienen que seguir pasando a menudo para hacer sus labores diarias.

Toni Ramos articula a partir de esta premisa una historia de terror con garra que equilibra perfectamente el mencionado terror, valga la redundancia (de corte surrealista, además, en muchos pasajes) con el drama personal. Lo hace alternando dos líneas de acción y el pasado y el presente.

Los personajes respiran realismo y naturalidad, y sus problemas vitales son perfectamente reconocibles en sus luces y sus sombras, sus heroísmos cotidianos y sus vilezas. Estos personajes también vienen con sorpresas estimulantes.

Como el buen género, "La estación de las luces" se apoya en hechos extraños para retratar la realidad y los dramas humanos a los que todos nos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. 

Tiene sin embargo esta novela un curioso y muy acertado "sabor madrileño". La capital española durante los años sesenta (y más allá) es retratada con una visión aguda y conscientemente castiza: todo está dentro de un bello cuadro en sepia.

Madrid y sus locales típicos y abarrotados, sus calles abigarradas, sus personajes oscuros de la dictadura se pueden palpar en la narrativa de Toni Ramos. En especial, se pueden oler sus platos clásicos de la cocina madrileña: la comida humea y el vino burbujea ante el lector. 

Este Madrid, que se fusiona con la propia estación de Chamberí, es otro personaje más de "La estación de las luces", una novela llena de vida desde las profundidades hasta su mundo exterior ya desaparecido de niños jugando a las chapas en las calles, de bares de barrio inflados de bocatas de calamares y de kioskos empapelados de revistas y cómics que ya no se publican.

Agradezco mucho esta "invocación a retratar lo patrio" de Toni Ramos, que explota la capacidad que tienen los escenarios españoles para provocar el mejor miedo, tanto o más que el de cualquiera de los pueblos de Maine a los que estamos tan acostumbrados.

Finalmente, tengo que decir, pero esto es una apreciación propia, que "La estación de las luces" me lleva también a pensar en el mejor terror del recientemente fallecido Narciso Ibáñez Serrador: el surrealismo y lo castizo de la mano, las posibilidades explotadas de la cultura hispana para crear desasosiego, están bien presentes en esta novela excelente. 

Si les gusta el buen terror, no se pierdan "La estación de las luces". Da miedo, emociona, tiene pasajes absolutamente delirantes y fusiona lo mejor de las tradiciones de su género con inventiva y siempre con un pie en nuestra idiosincracia, a la cual retrata con ojo agudo.

2 comentarios:

  1. Ganas de leerla, fué Toni quien me introdujo en la lectura del terror y siempre se lo agradeceré por hacerme pasar unos ratos de lectura con tensión .

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  2. Es un tipo muy competente en lo que se proponga en la vida.

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