LOS IMPOSTORES de Ridley Scott - 2003 - ("Matchstick Men")
Después de presentar en el mismo año la secuela de la exitosa saga de Hannibal Lecter "Hannibal" y la bélica "Black Hawk derribado", Ridley Scott volvió en 2003 a las salas con "Los impostores", una obra menor en su filmografía pero que resulta, en todo momento, agradable de ver, cosa que no conseguían siquiera algunas de sus peores creaciones de aquellos últimos e irregulares años, como "Tormenta blanca", "La Teniente O'Neil" y la mencionada "Black Hawk derribado".
Si bien es cierto que en comparación con las grandes películas del director inglés o incluso con otras entonces recientes pero que no eran redondas (como "Gladiator", del año 2000) esta cinta resulta claramente inferior, no se puede negar que es divertida, distraída, que tiene personajes ciertamente entrañables y bien interpretados (el protagonista al que da vida Nicolas Cage, que cuando quiere es un gran actor, tiene gracia y carisma para dar y regalar) y que tiene una trama excelentemente llevada, ágil y con ritmo, bien estructurada y equilibrada entre el puro thriller de estafadores, la comedia y el drama familiar y generacional.
Además, contiene también una efectiva sorpresa final que no intenta en ningún momento dar gato por liebre.
La estética aséptica está por otra parte muy conseguida, y representa perfectamente el mundo interior paranoicamente limpio de su protagonista, mundo que no es otra cosa que una metáfora de sus carencias emocionales.
El asunto básico que trata el filme es el que hemos visto otras veces: el dinero no da la felicidad y las relaciones personales (como las de la familia) son lo más importante en la vida. Dicho así podría pensarse que el filme porta un mensaje ñoño, pero por suerte no lo hace: Ridley Scott sabe tratar dicho asunto con la lucidez exigible y no se pone a dar moralinas al espectador y tampoco a forzarle con sentimentalismo barato o efectista.
"Los impostores" no es la mejor película de este director, pero cumple y no va de otra cosa que de lo que es. ¿Se le puede exigir más al creador de "Alien" y "Blade Runner"? Pues sí, desde luego que sí. Pero también sería injusto calificar con pretensiones a una película que no las tiene en absoluto.
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