UNA HISTORIA VERDADERA de David Lynch - 1999 - ("The Straight Story")
David Lynch es uno de esos directores que, por norma general, o se aman o se odian sin mucho término medio. Muchos de sus grandes detractores han dicho mil veces sobre él que rueda películas extremadamente crípticas porque no sabe hacer otra cosa.
Posiblemente, estos detractores no hayan visto ni "El hombre elefante" ni "Una historia verdadera", dos ejemplos de puro cine "clásico" que demuestran que este director es capaz de meterle mano a toda clase de proyectos y salir airoso.
Es más, "El hombre elefante" y "Una historia verdadera" además son dos de sus más grandes obras maestras.
Rodada después de la para mi incomprensible "Carretera perdida" y antes de la algo más diáfana "Mulholland Drive", "Una historia verdadera" es el ejemplo total de película "anti-lynchiana". Basada en un hecho real ocurrido en 1994, narra el viaje de un anciano (Alvin Straight, que conserva su nombre original en el filme) sobre su máquina segadora a través de miles de carreteras de los USA profundos para visitar a su hermano, que está enfermo y que vive en un pueblo a muchos kilómetros del suyo, y redimirse así de las cosas que hizo en el pasado, cosas que le llevaron a pelarse con él y a no volver a hablarle en años.
En su camino, se encuentra a diversas personas con las que habla y comparte estancia o viaje. Y fin. Lo más sencillo, minimalista, realista y cotidiano que se puedan imaginar sale de la cámara de David Lynch en 1999 después de obras como "Cabeza borradora", "Terciopelo azul", "Twin Peaks" o "Carretera perdida".
No hay metáforas visuales, no hay simbolismos, no hay onirismo (sólo un leve toque marca de la casa), no hay personajes estrambóticos, no hay una narrativa dislocada (al contrario, más lineal imposible). Y "Una historia verdadera" es una obra maestra con todas las letras.
Lynch retrata el viaje de este anciano (un conmovedor Richard Farnsworth en la que fue su última interpretación) y trata asuntos como las relaciones personales de todo tipo, la amistad, la muerte, la enfermedad, la vejez, el encuentro generacional, la familia, la solidaridad, la violencia, la guerra, el sentido de la vida y la redención y las segundas oportunidades (el tema principal de la película).
Los diálogos son escuetos y directos, pero cargados de verdad y sinceridad. Los personajes son total y absolutamente cotidianos, perfectamente reconocibles por cualquiera. El paisaje protagónico es la Norteamérica profunda que el director suele dibujar siempre en sus obras, pero aquí es cien por cien realista, alejada de cualquier ensoñación y de cualquier ambiente enrarecido. La fotografía es una maravilla y pervive un tono crepuscular, pero nada malsano, sino delicioso y cálido, cargado de esperanza.
"Una historia verdadera" es una joya y una demostración indiscutible de que David Lynch rueda lo que rueda porque quiere y no porque no sepa rodar otra cosa. Esta es una de sus mejores obras.
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