CONAN, EL BÁRBARO. LA PRIMERA Y MÍTICA PELÍCULA DEL CIMMERIO DE HOWARD

CONAN, EL BÁRBARO de John Milius – 1982 – (“Conan, The Barbarian”)

El bárbaro Conan fue creado en 1932 por el escritor Robert E. Howard, autor también de las aventuras de otros famosos personajes del pulp clásico como Kull El Conquistador, Red Sonja o Solomon Kane. 

No me voy a extender explicando demasiado sobre el héroe (o antihéroe, o mezcla de ambos conceptos) más famoso del género de la espada y la brujería (eso vendrá cuando comente sus relatos). Sí voy a decir que era bastante más amoral que otros personajes de su momento, que iba claramente a lo suyo pero que tenía a pesar de ello muy claro su sentido del honor bárbaro (que, sincero y justo en cierta medida, se contraponía al de las personas de la civilización, claramente más malévolas e hipócritas) y que aunque durante mucho tiempo fue muy despreciado y considerado baja literatura, Conan, como los demás seres de Howard, terminó siendo merecidamente uno de los grandes personajes de la cultura popular de todos los tiempos. 

Era de esperar, claro, que tuviera su correspondiente saga de filmes, y el primero de ellos fue este excelente “Conan, el bárbaro” de John Milius, que, ayudado por Oliver Stone en el guión, supo crear una película que si bien no respetaba mucho la esencia del personaje (Milius quiso hacer su propio Conan, que era además un homenaje a Gengis Khan) terminó siendo mítica.

Éste Conan es un hombre que, coincidiendo con otros de Milius, vive en un mundo oscuro, brutal y decadente con un código ético y de honor propio y que reniega de cualquier religión (el filme parece ser un completo alegato antireligioso en el que el guerrero puro vence al sacerdote manipulador de masas por medio de la acción física). 

La ideología del Conan de John Milius ha sido siempre muy discutida: hay en ella una exaltación de las armas y de la lucha clarísima y también una escena homófoba. Posteriormente este director sería acusado de patriotero y fascista en películas como la delirante "Amanecer rojo".  

Conan es, en casi todos los momentos del filme, un héroe neutral, casi un antihéroe por momentos, aunque con gran sentido de la amistad, del amor, del honor y de la lealtad, al igual que sus dos compañeros de andanzas. Tiene elementos del original de Howard, pero no es exactamente igual (de él, como he dicho, hablaré más largo y tendido cuando comente sus historias literarias).

El filme está construido en base a fragmentos variados de sus mencionadas aventuras de los relatos, y algunos personajes son mezclas de varios importantes de los que en ellos aparecen. 

Rodado en localizaciones casi desérticas o abruptas de España, sí sabe Milius mantener el tono ambiental original de los cuentos de Howard: una Edad Media mezclada con la Edad Antigua de fantasía en la que convivía lo maravilloso con lo puramente decadente, lo barroco y ostentoso con lo cutre, la violencia física vistosa con la sexualidad más morbosa y retorcida y la heroicidad romántica más exaltada con la suciedad de un mundo perverso y falto de valores que se tambalea peligrosamente ante el abismo. 

Conan es interpretado por un inolvidable y jovencísimo Arnold Schwarzenegger y le secunda un reparto carismático. Las escenas de acción son muy dinámicas, cargadas de fuerza y dramatismo, y el pulso narrativo es bueno alternándolas con momentos de humor y otros intimistas que ensalzan el amor o a la amistad en una tierra podrida. 

La banda sonora de Basil Poledouris, absolutamente espectacular, es otro punto que hay que destacar, a caballo entre primitiva y refinada, entre hermosa y brutal. 

Aunque tiene algunos fallos de guión, la mencionada escena homófoba y su protagonista no es el que creó Howard, "Conan, el bárbaro" es una genial película de aventuras que, como he dicho, terminó siendo mítica, además del trampolín definitivo para la estelar carrera que tendría a partir de entonces Arnold Schwarzenegger. Lástima de segunda parte y de remake que tuvo.