DON QUIJOTE DE ORSON WELLES de Orson Welles y Jesús Franco - 1992 - ("Don Quijote de Orson Welles")
Estamos ante una de esas películas cuyo acabado final es tremendamente polémico: "Don Quijote de Orson Welles". El director, amante del clásico de Miguel de Cervantes, había acariciado el proyecto desde los años cincuenta y, de hecho, empezó a rodarlo. En marzo de 1969, por desgracia, tuvo que paralizarlo porque el actor Francisco Reiguera, que interpretaba al hidalgo manchego, murió. Y aquí se quedó la película, engrosando la larga lista de proyectos sin terminar que el director acumuló a lo largo de toda su vida artística frustrada. Esto a muy grandes rasgos.
En 1992, con Welles ya fallecido, el incombustible Jesús Franco realizó un montaje con lo que había del filme y se publicó la película con el nombre que hoy le conocemos, que tuvo en 2008, hace relativamente pocos años, otra versión con otro montaje.
En fin, ¿qué podemos esperar de una película así? Pues las reacciones son mixtas: para algunos es la obra maestra perdida de Welles y para otro es un truño infame perpetrado por Franco, un director que, en paz descanse, empezó bien su carrera (haciendo un cine que en su día en España no se hacía, todo hay que reconocérselo) pero que terminó sus días (y sus últimos veinte años laborales) rodando de forma compulsiva toda clase de porquerías infumables.
Para mi "Don Quijote de Orson Welles" es bastante intragable, a pesar de que le reconozco el mérito a Franco de haber intentado montarla.
La película presenta a Don Quijote y a su inseparable Sancho Panza viajando por la España de los años cincuenta y sesenta. Se traspasa la obra a su momento contemporáneo y se intuye que Welles, fascinado por la cultura española desde siempre, trataba de retratar nuestro país con su idiosincracia y sus problemas y establecer paralelismos con la España de Cervantes.
Se intuye, claro, porque la película, montada o no por Jesús Franco, está incompleta. Y la verdad es que nos enteramos de poco y nos importa menos su colección de escenas inconexas y el conjunto se hace bastante soporífero.
No se puede considerar este filme un filme de Orson Welles ni tampoco de Jesús Franco, que según leo siempre aseguró que siguió las indicaciones estrictas que había dejado Welles para montar la trama. Estamos ante una de las grandes rarezas de la historia del cine. Para los completistas o fans de las adaptaciones literarias puede tener algún interés, pero aún así la película se hace difícil de ver y está, como he dicho, incompleta. En su metraje, en su mensaje, en sus intenciones.
La comento aquí porque, desde luego, es parte recuperada de la filmografía del director de "Ciudadano Kane", que ya tras este filme fallido se despediría del cine con su inolvidable "Fraude" en 1973 antes de dejarnos definitivamente en 1985.
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