FARGO de Noah Hawley - De 2014 a 2020- ("Fargo")
El norteamericano Noah Hawley es, además de escritor y guionista, el creador de varias series de éxito y de muy variada temática. Son el thriller "The Unusuals", la comedia dramática "My Generation", la serie de superhéroes "Legion" y la comentada "Fargo".
"Fargo" es una serie ambientada en el universo de la película del mismo nombre de los hermanos Coen. Idea genial porque este universo, como se ha demostrado, ya era apasionante en el filme de los años noventa y ha sido capaz de dar hasta ahora cuatro temporadas de historias rocambolescas.
"Fargo" narra, como su antecesora de 1996, vidas delirantes que tienen lugar en el estado de Minnesota, donde nacieron los mismos hermanos Coen, y en estados cercanos norteños. Pueblos cubiertos por la nieve, américa profunda oscura e hipócrita y fatalismo patético unido a un certero y brutal retrato social se dan la mano en esta extensión de la franquicia cuyo espíritu Noah Hawley ha sabido captar sin problemas, con una facilidad pasmosa. Al igual que, por ejemplo, "True Detective", "Fargo" funciona basándose en temporadas independientes, aunque en este caso están enlazadas por algunos personajes y por las mismas poblaciones. Salta en el espacio y en el tiempo pero en todas ellas se retrata ese mundo de criminales y familias palurdas, de policías corruptos y de personas que siembran la diferencia, donde además se pone a parir a la sociedad del Sueño Americano con sus falsedades, su loca búsqueda del dinero y el prestigio, su capitalismo agresivo. Las tres temporadas que tenemos hasta ahora son una delicia, aunque la tercera me ha resultado algo más floja.
La primera de ellas es ya un desternillante escupitajo. La historia base les sonará: un apocado vendedor de seguros, un auténtico pringado conocido en su pueblo por ser un perdedor total, se mete en un lío en el que hay dinero sucio y personas misteriosas. Sí, es puro hermanos Coen, es "Puro Fargo". Es la temporada que mejor pilla la esencia de la película y la clava.
Thriller escrupuloso, humor negro a raudales, mala leche brutal, intriga atrapante en una despiadada fábula moral moderna y unos personajes totalmente patéticos o terroríficos que además están interpretados por un elenco absolutamente inolvidable (Martin Freeman y Billy Bob Thornton están de jodida matrícula de honor).
Y la sociedad americana desnudada y exhibida con una crueldad sin par. Parece, de verdad, que Hawley tiene una mente telepática conectada a la de los hermanos Joel e Ethan. La serie empieza de una forma inmejorable, y ya nos cautiva. Muchos productos "noir" tendrían que aprender de esta primera parte de esta franquicia.
La segunda temporada le mete el turbo a lo turbio y a lo surrealista. Viajamos ahora a finales de los años setenta y conocemos a algunos de los personajes de la primera temporada en otros tiempos y a otros completamente nuevos que desde el primer momento se nos meten en el bolsillo.
Se repiten las constantes, pero siempre con vueltas de tuerca novedosas. Ahora nos encontramos en una pelea entre clanes mafiosos con un matrimonio de paletos metido de por medio (impresionantes del todo Jesse Plemons y Kirsten Dunst) y la policía del lugar.
Tenemos otro cuento moral, otra fábula, pero ahora el humor absurdo gana poder y se mezcla con un sentido del drama fatalista absolutamente épico.
La familia clásica americana es puesta patas arriba, y el mundo mafioso es una alegoría del empresarial y de sus corruptelas y sus mierdas ocultas bajo las alfombras.
Es también este segmento el que tiene las mejores escenas de acción (algunas ponen verdaderamente los pelos de punta) y su desenlace es un prodigio de la lucidez, de la sorpresa sin efectismos, de la concisión inteligente a la hora de desarrollar una idea. Absolutamente fascinante y cautivadora.
La tercera colección de episodios vuelve a la edad contemporánea y es la que me ha parecido más floja de todas, a pesar de que tiene un reparto de ensueño, con un Ewan McGregor haciendo un papel doble fantástico, con una Mary Elizabeth Winstead que se come la pantalla desde el segundo primero y, sobre todo, con un David Thewlis que te mete el miedo en la piel nada más mirarte a través del televisor.
La intriga, sin embargo, me parece más habitual y, sin ser mala, es más predecible y repite más los patrones de las otras dos.
Tiene momentos geniales igualmente, y sorpresas agradables, y sigue ahí ese mensaje descorazonador que despelleja a los sueños paletos de los USA, pero también creo que se centra más en los tópicos del cine negro más típico y su humor negro y absurdo, si bien está presente, es menos efectivo.
De la cuarta temporada pienso por el contrario que empieza de una forma espléndida y que, en los últimos capítulos, mete un ligero bajón, aunque me parece más original y acertada que la tercera.
Este último arco argumental hasta este momento se sumerge, de forma descarnada e irónica, en las peleas de mafias de los Estados Unidos de los años cincuenta. El primer episodio me parece una obra de arte: una sucesión de hechos brutales y muy esclarecedores que muestra cómo este país fue fundado en gran parte por inmigrantes y cómo estos pelearon desde casi siempre por su parcela de poder.
Esta temporada me parece muy interesante porque explora las raíces de un país, valga la redundancia, donde hay grupos importantes muy supremacistas y patrioteros que afirman que dicho país es "blanco" y le da un tortazo gordo a una gran parte de creencias asentadas por estos grupos.
El retrato de la época es esplendoroso y precioso, en escenarios y en detalles, y el elenco de intérpretes está absolutamente soberbio, todos y todas. En especial, creo que brilla con luz propia un Chris Rock inolvidable, que entrega un absoluto papelón en el que demuestra que es un actorazo como la copa de un pino.
Como he dicho, esta temporada pierde un poco en los últimos capítulos, en especial porque cierra algunas tramas de forma apresurada y, también, a algunos de los personajes. No obstante, es una saga notable, mejor que la anterior y con un retrato social como he dicho fascinante sobre un país enfrentado en lo cultural y lo racial desde siempre y en todos los ámbitos (en el mafioso, también).
"Fargo", en su conjunto, me parece una maravilla de serie. Ojalá haya, con la calidad que ha mantenido hasta este momento, una quinta, una sexta, una séptima y todas las temporadas que quieran hacerse nuevas.