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sábado, 23 de enero de 2021

OCTOPUSSY. ROGER MOORE ESTÁ YA COMPLETAMENTE AGOTADO COMO 007

OCTOPUSSY de John Glenn - 1983 - ("Octopussy")

"Octopussy" no repite, por suerte, el aberrante descalabro artístico de "Moonraker", pero tampoco repite, por desgracia, el buen hacer de la redención de los Broccoli, "Sólo para sus ojos". 

Es esta una película muy irregular que certifica, por fin, que Roger Moore no tiene ya nada que ofrecer como James Bond: no sólo queda algo ridículo como galán y héroe de acción (tiene ya, en el año del estreno del filme, 56 primaveras, y esto no sería un problema si su papel no se empeñase en hacerle parecer que tiene 35), sino que la fórmula empleada en esos momentos en la saga empieza a resultar cansina. 

Desde la apresurada marcha de George Lazenby tras la injustamente maltratada "007 Al Servicio Secreto de Su Majestad" el agente británico no ha hecho otra cosa que vivir aventuras divertidas y enamorarse una vez más tras el asesinato de su mujer (en "La Espía que me amó"). 

El personaje está estancado, sin desarrollarse, y sus gerifaltes, anclados en una fórmula de pleno éxito, no están en estos momentos y de ninguna manera por la labor de dotarle de más profundidad o seriedad. 

"Octopussy" resulta ser así una película entretenida, pero el conjunto comienza a verse extremadamente necesitado de un cambio urgente.

James Bond se enfrenta ahora a dos villanos: al general ruso renegado Orlov, que quiere provocar la Tercera Guerra Mundial, y a Kamal Khan, el rico criminal hindú que va a proporcionarle los medios para hacerlo. 

Albert R. Broccoli ideó la terrible "Moonraker" con la idea de aprovechar el tirón de "La Guerra de las Galáxias" de George Lucas. Pues bien, en "Octopussy" siguió la misma estrategia, que le dio por supuesto grandes beneficios. En esta ocasión, la influencia vino de nuevo de Lucas y también de Steven Spielberg: se fijó ahora en su héroe Indiana Jones, cuya primera cinta, "En busca del Arca Perdida", había arrasado en las salas en 1981. 

Por eso éste filme de James Bond, dirigido con solvencia por John Glen, que se afianza en la franquicia, vuelve a la pura aventura de "La espía que me amó" y de la mil veces mencionada "Moonraker", aunque conserva, como la primera, un ligero toque del espionaje clásico propio de la saga. 

Una trama de suspense algo deslavazada y con algunas lagunas de guión es la excusa para que James Bond corra mil peligros en la India, país exótico (curiosamente el mismo en el que se ambienta la segunda entrega de las aventuras de Indiana Jones, "Indiana Jones y el Templo Maldito") en el que conocerá a la mujer que da nombre al filme, interpretada por la bella Maud Adams (que por cierto también dio vida a la amante de Francisco Scaramanga en "El hombre de la pistola de oro"), jefa de una muy pulp y kitsch hermandad de mujeres luchadoras. 

Adams hace un correcto papel de chica Bond, pero su historia de pasión con Moore no cuaja: John Glen intenta mostrarlos como amantes atormentados por sus vidas de constantes muertes, pero no logra su objetivo porque diluye su romance demasiado y porque no termina de cerrarlo del todo para decantar la balanza a favor la mencionada aventura.

Los villanos del filme tampoco acaban de redondearse: el gran Louis Jourdan (sí, el de las maravillosas "Carta a una desconocida", "Madame Bovary", "La mujer pirata" o "Calle de la Estrapada"), que da vida a Kamal Khan, lo hace con solvencia, pero está desaprovechado por Glen y los Broccoli, que se limitan a colocarle como la contrapartida malévola de Moore (especialmente para que se vea con claridad que tiene ocho años más que él y que está más arrugado -aunque en realidad creo que se conservaba mejor-), mientras que Steven Berkoff como Orlov está bastante sobreactuado.

Sí ganan en cambio los aliados de Bond en esta ocasión: el contacto hindú Vijay es esencialmente simpático y Q, además de mostrar sus característicos inventos, tiene mucho más protagonismo que en otros filmes de la saga al seguir la investigación mano a mano con el anterior y con Bond. 

Ya respecto a las escenas de acción, hay que decir que son básicamente divertidas y muy espectaculares, aunque se alternan las verdaderamente excelentes (como las luchas contra el sicario cortacabezas de Khan, la persecución en el tren o el desenlace en el circo con Bond vestido de payaso) con otras, por suerte las menos, muy estúpidas y pasadas de rosca (es especialmente ridículo ver a 007 agarrado al exterior de un avión en pleno vuelo que da una vuelta sobre sí mismo sin que él siquiera se despeine).

"Octopussy" es una película esencialmente entretenida a pesar de sus irregularidades, aunque ya muestra cláramente una fórmula agotada. 

En un principio, iba a ser éste el último papel de Roger Moore como Bond, pero los Broccoli le convencieron para que se quedara a un filme más, que sería "Panorama para matar". 

"Octopussy" tuvo que competir en las taquillas con el remake de "Operación Trueno" de Kevin McClory y Jack Wittingham, "Nunca digas nunca jamás", que vino protagonizado de nuevo por Sean Connery. De ese filme rareza hablaré cuando termine la saga clásica oficial.

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