Dónde conseguir mis novelas y relatos

lunes, 25 de enero de 2021

007: ALTA TENSIÓN. LLEGA EL CAMBIO RADICAL DEL JAMES BOND DE TIMOTHY DALTON

007: ALTA TENSIÓN de John Glenn - 1987 - ("The Living Daylights")

Tras "Panorama para matar" la fórmula del James Bond de Roger Moore ya estaba demasiado agotada y los Broccoli se enfrentaban a un posible descalabro con su sucesor. Por ello, se intentó volver al 007 de Sean Connery y de George Lazenby, al 007 más serio de las novelas de Ian Fleming. 

Timothy Dalton, el elegido finalmente para suceder a Moore, fue este 007 serio y, además, el más violento y brutal de todos hasta la llegada del actual Daniel Craig, 007 cuya segunda película, por desgracia, fue un fracaso comercial que le impidió prolongarse más allá de dos cintas (tras él, llegó el más convencional Pierce Brosnan). 

Dalton, no tan olvidado como George Lazenby pero sí ensombrecido por Connery, Moore e incluso por el mismo Brosnan, hizo propio a un James Bond como he dicho violento, brutal, vengativo, muy serio e hierático, mucho menos mujeriego y que incluso llegaba a desobedecer las órdenes de M y a asesinar de manera bestial a sus enemigos. 

Este James Bond gustó a los fans de las novelas de Fleming, pero suscitó reacciones tanto de amor como de odio entre los fans de las películas, ya que el cambio de registro del agente británico había sido tremendamente abrupto e inesperado. Las dos únicas películas que protagonizó fueron la comentada hoy y la mencionada "Licencia para matar".


"007: Alta tensión"
abre una nueva etapa para el espía estrella de EON en todos los aspectos: supone el debut de Dalton como protagonista y el de la solvente Caroline Bliss como la nueva Moneypenny, es la última misión del personaje con la Guerra Fría de por medio (por consiguiente, también la última aparición del ambiguo General Gogol de Walter Gotell) y es la película que presenta la nueva fórmula de la saga, fórmula que, sin renunciar a la acción frenética y a la exhibición de efectos especiales, vuelve a dejar de lado la pura aventura que Roger Moore había asentado para centrarse mucho más en las tramas de suspense clásicas. 

Tal vez por resultar un experimento total y además muy arriesgado, sea "007: Alta tensión" (de nuevo dirigida por John Glenn) una película tan irregular (no lo sería la que le siguió, la mencionada y genial "Licencia para matar" -la breve consagración de Dalton en su papel-). 


James Bond se enfrenta ahora a la organización terrorista SMERSH (la "SPECTRA original" de las novelas de Fleming) y a dos villanos que suponen todo un soplo de aire fresco en la saga: el fanático de la estrategia militar Brad Whitaker (divertidísimo Joe Don Baker) y el traicionero y conspirador sin dignidad Georgi Koskov (un excelente Jeroen Krabbe). 

Ambos suponen, como he dicho, un soplo de aire fresco porque no son ya megalómanos millonarios, sino verdaderas sabandijas patéticas que se sirven de las trampas y de la falsedad para hacerse de oro a costa de los bandos enfrentados en la Guerra Fría. 


No son villanos especialmente carismáticos, pero sí bastante despreciables (de manera consciente) y adecuados a unos nuevos tiempos en los que la vieja idea de dominar el mundo se va dejando de lado a favor de otras más realistas y posibles. 

La chica Bond de turno también es destacada y lo mismo se puede decir de la mayoría de los secundarios. Maryam d'Abo interpreta muy bien a Kara Milovy, la violoncelista rusa engañada por Koskov, una chica Bond frágil pero no tonta y bastante independiente a pesar de enamorarse perdidamente de su ocasional aliado británico (ya el machismo se había ido de la saga de manera definitiva), mientras que John Rhys Davies hace un excelente papel como el General Ruso aliado de Bond Leonid Pushkin y Andres Wisniewski hace lo propio con el letal asesino Necros. 


También hay que decir que "007: Alta tensión" contiene escenas de acción que, siendo espectaculares por todo lo alto (la mejor, el combate final en el avión contra Necros), escapan, por fin y con limpieza, de la ridiculez que habían alcanzado en la era de Roger Moore.

Ya en la parte negativa del filme, hay que comentar que Felix Leiter (ahora John Terry), que vuelve a colaborar con Bond después de seis películas y trece años sin aparecer en la saga, lo hace sin pena ni gloria por culpa de la maldita manía de los Broccoli de no otorgarle el protagonismo que tiene en las novelas de Ian Fleming, que es mucho (aunque esto quedaría parcialmente subsanado en "Licencia para matar"). 


Sin embargo, sin ninguna duda lo peor de "007: Alta tensión" es el hecho de que, cuando en anteriores entregas no había ocurrido esto (por lo menos de manera tan descarada), en ésta los rusos aparecen diabolizados como en tantas tristes películas de acción la década de los ochenta, especialmente cuando Bond viaja a la Afganistán dominada (con afganos prisioneros, torturados o ejecutados sin cesar por soviéticos monstruosos) y colabora con los rebeldes en una guerra abierta en el desierto que recuerda demasiado y peligrosamente a la de la patética "Rambo III", película que vería la luz al año siguiente, 1988. 

"007: Alta tensión" es, como he dicho, un irregular experimento, y además arriesgado, que intentó con un éxito medio instaurar al agente británico serio de Timothy Dalton.

No hay comentarios:

Publicar un comentario