007 AL SERVICIO SECRETO DE SU MAJESTAD de Peter Hunt - 1969 - ("On Her Majesty's Secret Service")
"Estoy harto de Bond", afirmaba Sean Connery a finales de la década de los sesenta: "es antipático, sobre todo conmigo, con el Connery actor que busca una carrera normal, no una condena a perpetuidad en clichés y tonterías".
Tras el rodaje de "Sólo se vive dos veces", el intérprete escocés abandonó, momentáneamente (aunque juró no volver a ella entonces), la franquicia de 007, que vivió su primer gran momento de crisis.
Albert R. Broccoli y Harry Saltzman barajaron para sustituir a su estrella a Roger Moore y a Timothy Dalton, que serían James Bond ambos años más tarde pero que en ese momento estaban ocupados con otros proyectos (Moore con la serie "El Santo" y Dalton abriéndose camino como joven promesa).
El elegido finalmente como nuevo espía británico fue el entonces cotizadísimo modelo australiano George Lazenby, que protagonizó "007 al Servicio Secreto de Su Majestad", una de las más grandes cintas de la primera etapa de James Bond y una de las más injustamente denigradas en su momento.
Para compensar la ausencia de Sean Connery y para lanzar a las estrellas a Lazenby, en EON Productions pusieron toda la carne en el asador para este filme: el guión por fin presentaba al Bond humano de las novelas de Ian Fleming, el Bond que se enamoraba y que veía morir a su esposa a manos de Blofeld, el cual escapó con vida de su aventura de "Sólo se vive dos veces".
Este Bond no gustó a los fans de la saga a pesar de ser un Bond más serio que el de Connery, Bond que por cierto estuvo interpretado con notable solvencia por el mencionado George Lazenby, que sin traicionar la esencia del personaje (seguía siendo un 007 básicamente apuesto, sibarita, algo cínico y siempre sonriente) supo aportar el toque romántico y desolador que el guión exigía.
No acaban aquí los méritos de este filme, dirigido con pulso y agilidad por el editor de los cuatro primeros de la saga, Peter Hunt: el mencionado guión, muy equilibrado entre el drama y el humor (delirante la convivencia de Bond, con falda escocesa, en la clínica de jovencitas) es excelente y está cargado de momentos para el recuerdo de todo tipo (aunque, eso sí, tiene un error de bulto completamente inexplicable: James Bond y Blofeld, al volver a encontrarse, actúan como si no se conociesen, cuando se conocen, y de sobra –se enfrentaron en el filme anterior de la saga-).
La presentación del nuevo James en la playa, con elementos líricos, es genial, así como el momento del asesinato de la esposa, verdaderamente desolador y completamente inesperado.
Las escenas de acción de "007 al Servicio Secreto de Su Majestad" además son de las mejores de la saga hasta la fecha. Entre todas destacan especialmente las que se desarrollan en los parajes nevados de Suiza y particularmente la lucha final contra Blofeld, frenética, divertidísima y emocionante como pocas en toda la franquicia del espía.
Los secundarios, sin los que todo filme de Bond estaría muy cojo, vuelven a ser de lujo: Blofeld es ahora un excelente Terry Savalas, que sigue la estela dejada por el gran Donald Pleasence y que tiene una divertidísima aliada, Irma Bunt, interpretada por Ilse Stepart, que borda a la clásica beata conservadora rancia y amargada que vigila eternamente los devaneos de las jovencitas que la rodean.
Mientras, la chica Bond de turno es la gran Diana Rigg (venida de la famosa serie "Los Vengadores"), que da vida maravillosamente a la romántica mártir Tracy Draco, la hija del aliado de turno de 007, el algo ambiguo mafioso Marc-Ange Draco, un muy aceptable Gabriele Ferzeti.
Cierto, es un film que no tiene la fama que merece,,,,buena crítica
ResponderEliminarUn saludo