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lunes, 23 de marzo de 2020

BLACK MIRROR TEMPORADA I: EL IMPACTO BRUTAL Y SIN CONCESIONES


BLACK MIRROR. TEMPORADA I de Charlie Brooker - 2011 - ("Black Mirror")

Charlie Brooker es un escritor, guionista y productor inglés que se ha hecho famoso por su humor satírico y polémico brutal, agrio, pesimista y sin concesiones y que ha desarrollado la mayor parte de su carrera audiovisual en la televisión. 

Presentador, entre otros, de los exitosos programas "Screenwipe", "Gameswipe", "Newswipe", "10 O'Clock Live" y de la serie documental "How TV Ruined Your Life", es el creador de las series de ficción "Dead Set" y "Black Mirror", ambas originales, polémicas y muy recomendables.


-BLACK MIRROR

"Black Mirror" ha sido sin ninguna duda una de las grandes series de los últimos años, aunque, ciertamente y por desgracia, también haya caído en la repetición y el manoseo en sus últimas e innecesarias temporadas. 

Llegada en los peores años de la crisis económica de 2008, en pleno delirio del hiperconsumismo tecnológico y con sólo tres episodios en su día (tres historias independientes), la creación del polémico Charlie Brooker fue una maravilla con un poder de provocación y de reflexión social, económica y política verdaderamente atronador.

Los tres segmentos de la mini-serie criticaban sin piedad el mundo del consumo desaforado en el que vivimos, el mundo deshumanizado de la tecnología delirante, de las redes sociales que acaban con la comunicación entre los humanos, del buenrrollismo como arma para acallar a las masas, de la publicidad agresiva, de los shows de talentos idiotizantes, del culto enfermizo al cuerpo "perfecto", de la humillación televisiva y de la falta total de intimidad aceptada como algo "cool".


-EL HIMNO NACIONAL

"El himno nacional" es el primer capítulo de esta primera temporada y, tal vez, el más provocador de toda la serie. Hoy en día es verdaderamente difícil sorprender a un público que ya ha visto de todo o de casi todo, y este segmento magistral lo consigue, vaya si lo consigue.

La premisa es la siguiente: el Primer Ministro del Reino Unido tiene que fornicar con un cerdo en la televisión pública delante de todo el país (como lo oyen) para poder salvar una vida inocente de un secuestrador anónimo que no pide ni dinero, ni poder, ni la liberación de algún preso importante, ni el apoyo para algún pueblo marginado; sólo pide eso, que el presidente fornique con un cerdo y que todo el país lo vea, ya está.


Dirán ustedes que se puede trucar la imagen, que hoy en día hay efectos especiales de sobra para hacerlo, para sustituir al mencionado Primer Ministro por algún actor porno... Sí, desde luego que se puede falsear el show. El problema es que, en la "Era del Twitter", todo el mundo se va a enterar.

¿Quién no ha querido ver profundamente humillado al presidente de su país? ¿Quién no desearía ver arrastrándose por el barro a esos políticos que recortan para todos menos para ellos mismos? ¿Quién no le ha deseado lo peor a esos señores que salvan a los bancos y dejan hundirse a los trabajadores?


"El himnno nacional" cumple este sueño en una Inglaterra ficticia y también revela que vivimos en una cultura que ama la humillación y cuyos individuos se sienten mejor cuando otros lo pasan peor que ellos. 

El Primer Ministro de "Black Mirror" posiblemente sea corrupto, arrogante, mentiroso; posiblemente sea uno de esos que, en la pasada crisis económica, haya cogido las tijeras para rebajarlo todo menos su sueldo y el de sus amigos. 


¿Disfrutaríamos viéndolo follar con un cerdo en contra de su voluntad en televisión? ¿Disfrutaríamos viendo hundirse públicamente a uno de esos hombres por cuya culpa nos quedamos en su día en el paro o sin algún derecho social? 

El debate moral está asegurado. El primer capítulo de la serie ya es toda una declaración de intenciones y una bomba de la sátira, del humor cruel y de la reflexión más ambigua e interesante.


-15 MILLONES DE MÉRITOS

El segundo capítulo de la serie nos traslada a una distopía al estilo de las ya hiperimitadas "1984" o "Un mundo feliz" en la que los seres humanos viven con toda clase de comodidades y distracciones tecnológicas en un recinto aséptico en dónde, para generar energía y "mover el sistema", han de pedalear en bicicletas.

Según cuánto pedaléen, ganan unos créditos con los que poder disfrutar de comodidades y sobre todo de ocio, ocio y más ocio.


Por supuesto, para poder ser un buen "pedaleador" hay que tener un buen cuerpo... Y claro, los gordos no tienen lugar en este mundo: ellos son la clase baja, los que se dedican a limpiar y los que son humillados y marginados sin cesar.

La clase alta, sin embargo, no lo pasa mejor. Todos tienen cuerpos 100, todos comen comida sana sin sabor y todos consumen ocio sin parar porque no tienen otra cosa que hacer en su tiempo libre: desde pornografía hasta videojuegos de toda clase pasando por programas del estilo de "Operación Triunfo" en donde los presentadores se dedican a humillar a los concursantes porque "es lo que tiene más éxito".


Todos visten con chandals impersonales calcados los unos de los otros pero tienen "avatars" enrrollados y "cools" que les representan en el "mundo de la red", el mundo "real", donde verdaderamente existen, en pantallas. 

En este terrible ambiente, los que intentan rebelarse son absorbidos por el sistema, que ha dejado de oprimir con las armas para pasar a oprimir con la fama, la comodidad y el ocio, más ocio, más ocio. 


¿Recuerdan cómo el sistema ha absorbido a movimientos en sus inicios antisistema como el hippie o el punk? ¿Por qué se siguen vendiendo camisetas del Ché Guevara y además caras?

"15 millones de méritos", aparte de los asuntos de la incomunicación, la falta de intimidad, la vida real chupada por las redes sociales o el buenrrollismo y la publicidad invasiva como modo de control de masas, trata principalmente el hecho de que el sistema puede hacer suyos todos los movimientos en su contra para inutilizarlos. Esa es la principal señal de peligro que Brooker enciende en este magistral capítulo.


-TU HISTORIA COMPLETA

"Tu historia completa" cierra la temporada y, posiblemente debido a lo alto que han dejado el listón "El himno nacional" y "15 millones de méritos", sea el capítulo más flojo de este primer conjunto, lo que no significa que sea malo en absoluto.

Aquí, en otro futuro alternativo donde todas las casas son de diseño y a la vez impersonales y frías, los seres humanos tienen implantada una glándula que les permite grabar todos sus recuerdos para disponer de ellos cuando y como lo deseen. ¿Un Facebook a lo bestia y delirante? Pues más o menos.


Esto, claro, tiene cosas buenas, pero también muchas malas (al final, la mayoría): en tu trabajo pueden utilizar tus recuerdos contra ti y también tus enemigos o la gente que te quiere pero que desconfía de ti y que al final va a hacerte daño sin verdaderamente proponérselo.

Es "cool" y "molón" reunirse con los amigos y "recordar todos juntos" los eventos y sensaciones de nuestras vidas, pero también es diabólico tener toda nuestra existencia grabada y no tener intimidad porque, a las malas, pueden obligarte a sacar a la luz lo que no quieres sacar


¿Qué ocurre cuando nos roban nuestra contraseña del correo o de nuestra red social preferida? Pues eso... Pero aquí multiplicado por cien.

"Tu historia completa" disecciona finamente la paranoia de la pareja moderna acosada por los celos y la desconfianza que fomentan las redes sociales, por las reglas de esos mundos alternativos donde prima la imagen y donde todos colgamos nuestras vidas para que todos puedan verlas (y en muchos casos para presumir de ellas, de lo bien que nos va todo, de lo guays que somos) y, en según que caso, utilizarlas contra nosotros.


"Black Mirror", animada por un ritmo muy comedido y equilibrado, por una estética fría y directa y por unos actores maravillosos en todos sus segmentos (el plantel está genial, verdaderamente genial), es una genialidad de serie, un compendio que, llegado en plena crisis económica mundial, cuestionaba sin pelos en la lengua y de forma cruel y sangrante la era de las redes sociales, de la televisión basura, de la humillación a la carta, de la falta de intimidad total, de la publicidad cansina y violenta y de la sumisión a un sistema que se ha refinado de tal forma que intenta convencernos de que ser sus esclavos es lo más cómodo, lo más próspero, lo más "cool". Impagable.

Por desgracia, "Black Mirror" ha ido, poco a poco, muriendo de éxito y estirando su chicle sin ningún tipo de pudor. Mañana, comentaré la segunda temporada.


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