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jueves, 2 de enero de 2020

LAS COSAS CLARAS. EL LIBRO DE SEXO QUE TIENES QUE TENER, SEAS NIÑO O NO


LAS COSAS CLARAS de Arola Poch - 2020 - ("Las cosas claras")

Nací en 1983 y entré con siete años en la década de los noventa. La década del "grunge", de "Los Simpson", de "Friends" y de las primeras películas de Kevin Smith: la década en la que se seguían asentado las luchas por las libertades que se habían venido fraguando en las anteriores.

Aunque Internet no estaba todavía en todos los hogares, el sexo sí que estaba ya presente en todas partes: desde en los anuncios de la televisión hasta en las canciones más populares pasando por las grandes series de cabecera.


Sin embargo, en estos "enrollados" años noventa había también puntos oscuros: esos que nos sorprenden hoy en día cuando nos enfrentamos a algunos productos culturales que en aquella época se consideraron rompedores o rebeldes y que, con sus logros, no lo eran del todo o al menos no tanto como pensábamos entonces.

En los noventa, no era fácil todavía declarar abiertamente que se era homosexual, por ejemplo (algunos dramas de adolescentes empezaron ya en estos años a poner el énfasis, oportunamente, en este asunto, y sirvieron para seguir abriendo puertas).


Tampoco había demasiada educación sexual. Ni en los colegios y, mucho menos, en las familias. Los que fuimos adolescentes en aquella década lo podemos confirmar.

Alguna charla tuvimos, pero fueron muy pocas. En la clase de ética o en alguna de esas semanas culturales en las que venía algún especialista del ayuntamiento a "soltarnos un rollo" que solía versar sobre los peligros de las enfermedades de transmisión sexual o la manera correcta de ponerse un condón. Fin.


Nuestra educación sexual verdadera fue el porno. Que, además, no era fácil de conseguir. Cintas de vídeo llenas de "nieve" o revistas manoseadas que pasaban de hermanos mayores a pequeños o de colega de clase a colega de clase combinadas con algún chiste verde de alguna serie y con las palabrotas que escuchábamos en la calle. Y se acabó.

Si tus padres te pillaban con algo porno o erótico, te comías un puteo. Si tus profesores te pillaban con algo porno o erótico, te comías un puteo. Y esta era toda la educación sexual que recibimos una gran parte de los que fuimos adolescentes en esta década (no me quiero imaginar la que recibirían los que lo fueron en los ochenta, en los setenta...).


Hoy he dado toda esta charla a cuento de recomendar un libro que considero que todo el mundo debería tener en su estantería (y bien a la vista). Se llama "Las cosas claras", y es de la sexóloga y psicóloga Arola Poch.

Hoy, empezando 2020, pienso, cuando leo este libro, que ojalá hubiese tenido yo algo remotamente similar a lo que hay en sus páginas en esa época tan confusa en la que empiezas a ser un adulto pero aún te queda mucho por delante para serlo.

"Las cosas claras" es un libro sobre sexo. Que toca todos los palos. Y que desmitifica todos los tópicos y prejuicios que hay a su alrededor.


Arola Poch lo articula todo en torno a capítulos cortos pero exhaustivos, en los que no se queda nada en el tintero. Por medio de una dinámica de preguntas y respuestas y de un lenguaje sencillo pero riguroso, nos enseña a disfrutar del sexo y a cuidarnos. Digo "nos" porque yo mismo, con 36 añazos ya, tenía dudas también que este libro me ha despejado.

"Las cosas claras" nos habla del cuerpo humano, de cómo disfrutarlo, de cómo cuidarlo, de la presión social que existe sobre él, de salud tanto física como psicológica, de identidad sexual, de afectividad, de juegos eróticos, de cómo usar la tecnología o de cómo afrontar la pornografía.

Todo, como he dicho, en capítulos cortos, perfectamente delineados, y además en una edición fantástica: sencilla y llamativa, primorosa, con recuadros explicativos.


Sí, me hubiese gustado tener este libro cuando era un adolescente. Definitivamente, sí. Pero a cada cual le ha tocado nacer en la época en la que le ha tocado nacer. Sin embargo, creo que es importante que las generaciones que hoy están en esta etapa o que están a punto de entrar en ella tengan libros así a mano.

"Las cosas claras" de Arola Poch debería tener una copia en cada casa, insisto. Para los niños, para los jóvenes y para los adultos. Y bien visible, en la estantería del salón. Para que sea consultada sin cesar.

El sexo es vida y está en nuestra vida, e ignorarlo y a la vez castigarlo, como hicieron generaciones anteriores, fue, es y será siempre un gigantesco y brutal disparate. Regalen estos Reyes "Las cosas claras". A gente de todas las edades.

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